domingo, 23 de enero de 2011

Guionista, ¿qué tan raro eres?


5 preguntas a API, guionista y “rara”.
¿Alguna vez te has sentido rara?

Me sonó a inicio de comercial, ¿me vas a vender un libro de autoayuda? Me siento rara todo el tiempo. Rara vez no me siento rara.
 
¿Y a qué crees que se deba?

A que soy rara. Soy rara porque no tengo lo que los libros de autoayuda denominan inteligencia emocional. O sea, el trato con otros de la especie se me complica y cosas tan sencillas como saludar a los demás o pedir jamón en el súper me parecen muy perturbadoras.
 
¿Te refieres a que no eres una persona empática?

No, me refiero a que no puedo manejar muy bien las relaciones con las personas, prefiero observar que interactuar. Aunque tampoco soy muy empática. Chales...

¿Egoísta?

 También.

¿Es una cuestión de ego entonces?

Yo siempre digo que es pena (vergüenza) y sí, soy penosa, pero la gente penosa es la más egocéntrica del mundo. Todo es hacia dentro. Muy mal.

Te voy a regalar un libro de autoayuda.
          Al leer un reportaje de El País, me cayó el veinte y las dudas me asaltaron cual crápula a media noche: ¿por qué son/somos tan raros los guionistas? ¿Por qué callamos, qué ocultamos? ¿Seremos genios inadaptados, como el protagónico del reportaje éste del País? ¿Habremos de hacer un grupo de autoayuda para guionistas? ¿O será pura pose, fantasmada y farolez? Un hecho es cierto: en boca cerrada no entran moscas.

          Una vez conocí un joven de entorno marginal, donde ni dios leía y al que le daban de palos por querer dedicarse a escribir. Se expresaba bien, hablaba mejor, pero su ortografía era un castillo de naipes en desuso y descomposición. Le hice dos regalos, mejor dicho, tres. El primero fue un manual de gramática y uso del español, tips ortógrafos mediante, no tanto para que lo tomaran en serio en su ilusión literaria, sino para que se pudiera superar sí mismo escribiendo cada día con menos faltas. El segundo fue un bono para entrar al cine a dos películas semanales durante un año, que espero no vendiera en pos de la barata piratería que consumía. Y el tercero, que fue el regalo que él eligió, fue una camiseta que yo llevaba por aquel entonces en la que se leía: 
“No somos guapos, pero somos muchos”. 
Al preguntarle por qué le gustaba esa playera vieja, me quedé boquiabierto con sus razones ya que ninguna tenía que ver con la admiración que yo presuponía sentía por mí. Sus razones fueron:
1.      Era una playera rara.
2.      Lo raro le hacía sentir especial.
3.      Y a la vez, parte de un grupo.
           Único e integrado. Colectivo e individuo. Especial y común. Todo a la vez. Esa es la esencia del guión, creo yo.

           Había un antiguo compañero de la escuela de cine en la que estudié la especialidad guión, al que apodaban Rarón. Había otro al que le decían el Physco. Había enanos cuasi liliputienses y tipos grandotes frankenstones con acento colombiano. Y alguno que otro, entraba y salía del psiquiátrico como Pedro por su casa. Era una bola de friquis del tamaño de la luna llena reflejada en el ojo de un perro verde, que en la tradición pop aspañola todos sabemos que es algo sumamente posible. Y es que ser guionista y ser extraño, raro e inusual (para bien o para mal) es lo más común y normal del mundo. La misma naturaleza de este trabajo de guionista no deja de ser rara o sui generis: escribir no para ser leído sino para ser filmado, pese a que digan que se nos podría leer cual dramaturgos, no acabo de creérmelo. Y veo pasar la vida mientras realizo un texto que acabará en la papelera después de su uso.

          Aunque que no tenga nada que ver con el resultado de su trabajo sino con la personalidad, en la rarología guionística podemos encontrar:

(No hace falta decir que esta clasificación es una de tantas subjetividades mías e invito a que cada guionista, observando a su alrededor haga la suya.)

         *Guionista Asperger (o algo parecido) es aquel al que la inteligencia le mantiene en solfa pero la falta de habilidades sociales le noquea. Interpreta de manera literal todos los comentarios, y posee una alta percepción para los sonidos, olores o colores. Sin olvidar lo japi de su mundo interior, es nefasto en temas de afecto, cariño y romance.

         *Guionista Neuras (o depresivo) vive en continua ansiedad por la locura, por el miedo a morir, por la hipocondría. El vértigo y la agorafobia lo mantiene recluido, y no asiste a una fiesta ni aunque sea la presentación de la trilogía que ha escrito. Una versión más sofisticada del neura es el perfeccionista y otra más contemporánea el ortoréxico

         *Guionista Perverso (o mmm) es el grupo más amplio en el que entran desde siniestros/darketos hasta masoquistas, mentirosos y borrachos. Su manejo del binomio escándalo-inocencia en un mundo pleno de deseos es magistral. Suelen ser –o aspirar a ser-, como el internacionalmente laureado GA, cazadores metidos a escritores.

         *Guionista Gay (y el heresosexual-metrosexual) es un tipo divertido. Esteta que no llega a ser dandy por lo excesivo del término. Muy trabajador, enamorado del cine como ninguno, hablador sin llegar a ser loca o mala, porque si no sería actor. Es el guionista más flexible y aunque le moleste, está abierto a que el productor lo chingue dándole por…

Entrevista de un guionista hetero-metrosexual (pongamos que yo) a un guionista gay (pongamos que mi amigo RGB)

¿Son raros para ti los demás guionistas y compañeros de trabajo que conoces?

Estéticamente, justo hace unas semanas en la oficina de producción alguien decía “la gente de cine no se preocupa por cómo se ve, y siempre parecen más jóvenes porque se visten juveniles” Desde los tipos de armazones que usan los que llevan lentes, hasta el clásico tipo fodongo estilo “me puse lo primero que encontré”. Como en muchos adolescentes de hoy, quizá ahí radique cierta rareza. Parecidos aunque con personalidades y particularidades muy definidas y caracteres muy diferentes. Por eso al contar sus historias todas son diferentes, porque su punto de vista lo es.

¿Se podría afirmar que ser raro puede llegar a ser una moda, algo cool? ¿Sería entonces un traje que te pones y te quitas?

No creo. Puede ser atrayente sí, y a lo mejor te pones la moda, pero si es pose no dura... Y recordemos que el raro no se siente raro por sí mismo, son los demás los que lo hacen sentir raro. La idea, la etiqueta viene de fuera. Creo que la gente que hace lo que le gusta es considerada rara por los demás. Y uno termina por decir “bueno soy freak”, pero uno no se siente así.

¿La rareza es ego?

Tomando rareza como personalidad, sí es el ego. Y meterse a entender el ego da miedo, capaz que uno se queda sin conflictos que contar.

Yo creo que la naturaleza de escribir guiones ya es algo raro de por sí, aunque es lo mejor que les ha dado el siglo XX a los escritores, el hacer cine. ¿Cuándo te sentiste raro por primera vez o mejor dicho, cuándo te hicieron sentir raro?

Sentirte raro no es algo negativo. Es reconocer algo de tu trabajo como bueno. Me siento raro cada vez que tengo que interactuar con alguien en el trabajo o alguien a quien no conozco. Claro, cuando hay alcohol y chuchulucos (sustancia ilegal de procedencia sudamericana y de distribución mexicana) es más fácil, jajaja. Prefiero ver alrededor y observar cómo actúa el mundo y encontrar algo interesante y ésa es la razón por la me mantengo al margen. Los raros son los demás guionistas, no yo. A mí me angustia saber que no tengo el control sobre la historia. Es cuestión de vulnerabilidad.
 
Desde hace años, yo me esfuerzo por parecer alguien normal, creo que es una cuestión de sociabilidad, ¿has pensado dejar de ser raro? ¿Dejar de ser guionista?

Sí, pero más por necesidad que por gusto. Ya sabes, la necesidad de estabilidad para pagar la renta sin miedos.

Uno se acostumbra a vivir en el filo de la navaja, ¿no? Ser prestidigitador, pese a los kilos de más.
Sí te acostumbras, pero con la idea de si así será siempre y con el temor de si vale la pena tanta incertidumbre.

Las cosas suceden por algo. Como en un buen guión.

          Es cierto, son los demás los que nos ven como bichos raros. O en su defecto, los que nos hacen sentir raros. Pese a todo, yo sigo prefiriendo mil tipos raros a uno aparentemente normal. O si no, lean lo que sigue y saquen sus propias conclusiones:

         “Un tipo raro, o mejor dicho, un tipo normal que no lo resultó tanto, fue PR. Guionista, o eso decía ser. Chaparro, medio calvo, dicharachero –o lo intentaba-, cantinflero mal perdedor y borracho. El clásico invitado a todas las fiestas por quién sabe quién, que al terminar el guateque se queda durmiendo en tu sofá y cuando le indicas el camino de salida te mira mal, suelta algún exabrupto etílico, y se va mentándote la madre por lo bajini el muy puto. En definitiva, un tipo normal y común por estos lares mesoamericanos.

           Él, PR, resultó ser el tipo de guionista que nadie querría presentarle a su novia, en el caso de que la novia de uno quisiera conocer guionistas, que alguna ingenua habrá, yo no digo que no...

           Recuerdo una noche especial, un cumpleaños repleto de jóvenes escritores hará ahora algo más de dos años y medio. PR bebió y se sintió vivir. Siguiendo su dinámica de coqueteo con una y con otra, pero gracias a ese nefasto modus operandi del tirar varias cañas a ver si alguna picaba, ninguna le hizo caso. Y siguió bebiendo. En verdad la que más le había gustado de todas las invitadas, era la que menos le pelaba: la novia del cumpleañero. Quien, tras unas cuantas copas y unos cuantos porros, sintió un repentino bajón de tensión, y al filo de la mitad de fiesta, se fue a dormir. 
          Pasados, pongamos por término del sueño, veinte minutos, el guionista PR observó a su alrededor. Risas, jolgorio, ironías, alcohol, chistes, y el cumpleañero yendo de anfitrión que no se enteraba de la misa la mitad. 
         O pongámoslo más canalla al pobre: cuando el cumpleañero se metió al baño con una amiga de diecisiete años a inhalar la droga de moda desde hacía dos décadas, PR, de ladino puñalero trapero, se introdujo sin que nadie lo viera al dormitorio donde la novia dormía el sueño de los justos, o mejor dicho, de los que mezclan la mota con el chupe. Una vez dentro, la volteó rápido, la puso en cuatro patas para hacérselo a lo perro, le subió la falda, le arrancó las bragas, le jaló los pantis, se escupió en la verga que empezaba a hinchársele y se la metió toda enterita. Claro, la novia era una muñeca caliente debido al sueño y eso fue lo que a PR, borracho como estaba, le excitó. Y así la violó. Era una práctica común entre los hombres normales en este México siempre fiel. 

          Cuando el cumpleañero salió del baño, pese a la cocaína que apuntalaba su tabique nasal, se lo olió, bendita intuición de guionista. “¿Dónde está PR?”-gritó-. Y antes de que algún amigo le indicara la dirección donde debía enfocar su furia, cual vaquero de peli de John Ford, pateó la puerta de la recámara y los vio: al méndigo violador y a las nalgas de su novia casi inconsciente, entre los brazos del otro guionista. Los puñetazos volaron por los aires. Un dedo roto, el de PR, y una camisa ajada, la del cumpleañero. Y la pobre víctima ridiculizada y apestada. Una muestra más de cómo trata este país a sus mujeres. Si alguien se merecía esa noche odiar a todos los guionistas del mundo, era ella.”

          Y para terminar una conversación vía sms con la guionista uruguaya CP. 
           Dinero, robo, asesinato y alcohol.

Inquilino: ¿Qué tal el fin de semana? El mío muy mexicano: sin dinero.

CP: Pues yo te gano. Ayer me dijeron que perdí mi boleto de regreso y terminé la noche con una ambulancia en mi casa porque casi mato a mi hermano, y claro, ¡sin dinero!

Inquilino: A este paso nos vamos a encontrar en la puerta de la iglesia pidiendo, o contándonos nuestras penas en la cola del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), o de plano ya, en un juzgado acusados de robo.

CP: O de asesinato, que a mí se me da mejor. ¿Tienes alguna idea para dos extranjeros pobres?

Inquilino: En eso ando pensando y tras varios minutos no se me ocurre nada. Podríamos vernos y mentarnos la madre hasta que nos cansemos. Es muy mexicano, y gratis.

CP: Va. Pero con algo de tomar.

          Asesinos por naturaleza, borrachos por vocación, y escritores por necesidad, y lo raro de todo esto, ya se me olvidó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría conocer a ése RGb, se oyen bien chidas sus respuestas. Yo también le he dado muchas vueltas al tema del vestir y la estética de los que hacen cine. Y se me hace bien padre que esa reflexión venga de un guionista. Si me puede contactar, que me escriba a elioprada@yahoo.es soy mexicano, pero vivo en Madrid. ¿Desde dónde se escribe este blog? Perdona si parece sección de contactos, pero hablo en serio.
Saludos, Elio.

Anónimo dijo...

Qué panda de freaks sóis todos, por dios. Vivan los freaks, jajaajaja!

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