viernes, 15 de abril de 2011

El guionista premiado


Los premios de guión son como las meigas gallegas o los aluxes mayas, haberlos haylos, pero hay que escarbar, ser paciente y buscarlos: sobre todo desearlos. Y una vez encontrados, a escribir y escribir para que te hagan cierto caso.
            Premios y concursos uno los puede encontrar para cortometraje, largometraje, ubicados en el pueblo de al lado o en otro continente: en ferias, festivales de cine o por la red. Y pudiendo ganar desde un simbólico trofeo hasta una buena lana con la que pagarse un carro y vacaciones en el Caribe incluidas, uno cree ser feliz por unos días. Pero la navidad pasa, la vejez llega y con ella el desencanto. No hablaré de eso ahora, tranquilos, todavía estamos en primavera y es tiempo de celebración.
            Una de las características de los concursos y premios de guión, es que aparecen y desaparecen casi por generación espontánea, según la venía y el capricho del alcalde dizque intelectual o el burócrata cultural de turno. Por eso lo mejor es estar al quite y echar mano de buscador digital cuando se ha terminado, dejando pulcro y apetecible, ese guión que nos ha enamorado durante tantos meses y que sabemos (todos lo sabemos) tiene tantas posibilidades de ser premiado.
            Llevo largo tiempo haciendo una recopilación de concursos y premios guionísticos para escribir el artículo más completo sobre el tema que hayan leído mis ojos, pero doy por seguro que nunca lo escribiré. Perdonen el pesimismo, las musas visitan, pero a veces visten de negro. Por eso lo mejor es arrimarse al árbol cuyas hojas más brillan, al menos durante lo que dura el reinado del premiado. Porque premios, pese a ser pocos hay muchos comparado con premiados.  
¡Hola Jano!
Antes que nada agradecerte el tiempo que le vas a invertir en responder a las preguntas: ¡gracias! Luego decirte que éste tu blog, como habrás leído, no gira en torno a dar consejos o tips o enseñar a escribir guiones, para ello ya hay muchos blogs y algunos hasta son buenos o interesantes. La idea del blog incide más bien en torno a la figura del guionista, trata un poco de revitalizar nuestra profesión pero desde la esfera de los que la hacemos, con nuestro corazón por delante, por ello las preguntas van más enfocadas a ti en lo personal, al guionista irrepetible que eres, que al guión en general. Espero las disfrutes porque ahí van. Tú ganaste el premio gordo de guiones en español o castellano, y eso es sencillamente algo histórico. Enhorabuena, el Premio Julio Alejandro de guión edición 2011, patrocinado por la vilipendiada Sgae -casi siempre con razón, menos esta vez porque nos beneficia a nosotros, simples escritores-, es tuyo. Disfrútalo.

¿Qué se siente ganar el Premio Julio Alejandro? ¿Lo esperabas?
Después de las defensas de los concursantes finalistas pidieron que el público, los periodistas y los cinco concursantes saliéramos del recinto. Los jueces deliberaron en cuestión de minutos; abrieron las puertas y entramos al teatro, el moderador se levantó, leyó el acta y cuando escuché el nombre de mi libreto no pude contenerme. Recordé a mi tío que fue muerto por errores del pasado en Michoacán, en quien me basé mucho para la historia. El viaje que hice con él y con mi padre por territorios remotos revivió en mí y se me salieron las lágrimas. Fue un poco vergonzoso. Después me enteré que el cubano que había ganado en la edición pasada también se había puesto así. Pedí unos segundos, me los concedieron y pensé en Beatriz Novaro, mi maestra. Recordé sus consejos para abordar una ficción en público cuando el tema te involucra mucho. Tomé aire y agradecí precisamente a mis maestros, comenzando por ella. Fue muy emocionante después haber pasado tanto tiempo escribiendo y concursando. 
             ¿Es el primer premio de guión que ganas? ¿Habías participado antes?
 Nunca había participado en el Premio SGAE Julio Alejandro. Sí había obtenido otros reconocimientos relacionados con libretos cinematográficos y también literarios, como el premio FILIJ, selección en Sundance, Ibermedia Chile, Ibermedia España y Fundación Carolina, premio de Crítica Cinematográfica de la UNAM y otras cosas por el estilo. Es el primero donde yo inscribo el guión, en los demás lo hacían los editores, los directores o las productoras. Ahora que recuerdo, sí concursé una vez en IMCINE, con un proyecto, y me negaron la beca, pero estuvo bien porque al final participé en tres guiones aquél año y si me hubieran dado el apoyo, seguro hubiera hecho sólo uno. La tradición de escritores norteamericanos de cine afirma que te vuelves aceptable después del décimo guión. Cuando concursé en IMCINE andaba debajo de esa cifra, cuando concursé en el Julio Alejandro, estaba arriba.    
 ¿Qué vas a hacer con la suculenta dotación de 40mil euros? ¿Sacaste la cuenta de cuánto es en pesos mexicanos?
Supe la cantidad hasta que estuve entre los finalistas y sólo saqué la equivalencia en pesos hasta después de ganar. El dinero sólo me iba a poner más nervioso. Pienso invertir el capital en un departamento que llevo años queriendo comprar, pero sin éxito porque los bancos niegan crédito a escritores. Les parece sospechoso el oficio, ni siquiera estamos clasificados entre sus profesiones.
             Podrías decirnos, sin darnos ningún spoiler, ¿qué elementos son los que conforman tu guión ganador?
Siempre será un enigma para mí qué ingredientes conforman una historia que gusta. Cuando los caballos aprendieron a llorar tiene un protagonista cabrón, cosa que fue muy criticada entre mis amigos cuando arranqué hace unos meses a escribirla. ¿Quién se va a querer identificar con él?, me decían, pero yo necesitaba contarlo, era una deuda que tenía con mi tío muerto de una forma terrible, con su familia y con mi padre, quien viene del mundo rural y me compartió un pasado que yo, a pesar de haberlo intentado en otros libretos, no había podido plasmar. Vicente Leñero, a quien leí la idea en apuntes, opinaba al revés que el resto de mis colegas de generación. Se intrigó de inmediato con el planteamiento y coincidió conmigo en que valía la pena intentarlo. Eso me alentó mucho. Supongo que otro factor importante fue, por supuesto, el estilo, la propuesta sigue un código cambiante y plagado de recursos cinematográficos con pocos personajes y pocas locaciones, cosa que también gustó. En la generación de un libreto sólo se sabe lo que se dice cuando ya está dicho. Días previos a su defensa ante el jurado lo releí y descubrí una historia muy distinta a la que había pretendido escribir. Había un engranaje misterioso con su propia vida. 
             ¿Te ha abierto las puertas ganar el premio a una futura producción del guión? 
El premio ayuda como sello de calidad en Europa, donde el certamen es mucho más conocido que en México. Ahora estoy visitando productores que me contactaron a raíz del premio y espero que nazcan alianzas.  
            ¿Crees que ahora que tienes este señor premio entre las manos, tus alumnos del CCC te harán más caso, no faltarán nunca a clase? ¿Ligarás más? J
Cuando yo era alumno tenía clases, por ejemplo, con Flavio González Mello, que es un genio. Pero nosotros, como típicos estudiantes del CCC, éramos bastante engreídos, incluso ante una figura de la categoría de Flavio, a quién descubrí como creador no en las aulas, sino una tarde que terminé por accidente en el teatro de Ciudad Universitaria, disfrutando una de las tantas funciones de 1822, el año que fuimos imperio. Salí diciendo: ¡Qué buena obra! Leí de quién era y resultó que era el mismo profesor al que yo me le enfrentaba con argumentos tontos cada martes. Desde entonces guardé más silencio y le presté toda la atención, pero creo que ya era demasiado tarde. Hoy lamento haber perdido esa oportunidad, pero por suerte nos hemos convertido en colegas y todavía me comparte consejos y bibliografía. La vida me favoreció años después porque volvió a ser mi profesor en otro diplomado, y ahí sí que lo pude aprovechar. Tengo buena relación con los alumnos porque parece que se toman mi clase con seriedad y veo que la disfrutan, incluso recibo  oyentes de la escuela de dirección, lo cual me enriquece también. He invertido mucho tiempo en convertirme en un profesor y me considero mucho mejor maestro de guión que escritor de guión. La razón es sencilla, he puesto trabajo en ello, mientras que el asunto de escribir lo he hecho en los pocos tiempos libres que tengo. Me da mucha satisfacción enseñar. ¿Y lo de ligar con el alumnado? Juan Villoro cuenta que Harold Bloom, cuando hablaban las mujeres en su cátedra de Shakespeare, siempre les daba la razón aunque no la tuvieran, además de que era un tipo muy coqueto con ellas. No practico ese tipo de enseñanza. Enseño con pasión, pero para mí se fractura la mística si te involucras con los alumnos más allá de cierta frontera, aunque no niego las ventajas de la educación erótico-pedagógica, pues yo era un enamorado platónico de la maestra que más me enseñó en el CCC. Además se ha probado científicamente que los alumnos aprenden más si se enamoran de sus profesores, pero también creo que se podría probar, si se analizara, que el resto del grupo termina decepcionado, como cuenta Juan Villoro.     
            Recibir un premio es muy superior a recibir palmaditas en la espalda, para el ego y para el bolsillo, pero, ¿crees que el camino de un guionista pasa por ganar premios, o es mejor llamar a las puertas de las productoras, o mejor aún: vivir de subvenciones y ayudas?
El camino de los premios lo veo inviable para el camino del guionista, pues la competencia es grande y los premios de guión son escasos. Las subvenciones también las veo espinosas para poder hacer una carrera. Creo que el camino es trabajar en cuestiones alternativas sin perder de vista el hecho de que tienes que escribir. El camino lo decide cada uno, pero de todos los guionistas que conozco y respeto, prácticamente todos han tenido que hacer mil y un oficios. Su carrera de escritores (de cine o de literatura) avanza paralela a otras cosas. Nunca he rechazado hacer una película, por más austera o extraña que sea. He escrito corridos, letras para canciones de reggaetón, corridos, horóscopos, artículos de belleza, moda, arquitectura, finanzas, en fin, de todo. Lo empecé a hacer desde joven porque tenía que pagar la renta y creo que esa exposición me enriqueció, me llevó a mundos nuevos y tal vez no es lo óptimo, pero si te lo tomas con calma, escribir cosas ajenas a ti es muy útil. Puedes experimentar, aprender y probar cosas nuevas. Además de que te rozas con los productores y directores, cosa que es importante. Admiro mucho a los contados guionistas de México que tras años de supervivencia han logrado vivir sólo del guión. Me parece admirable.   
             ¿Cómo fue la celebración guionística del premio? Cuéntanos el chisme.
Mientras los jueces decidían, los concursantes acordamos que el ganador tendría que invitar una botella de champán a todos en la cena. Después de la comida que nos ofrecieron ya éramos todos amigos, habíamos limado las asperezas propias de una competición y la cena fue muy divertida porque cada uno contó la historia de su historia. Teníamos mucho en común y como los guionistas mienten por vicio de oficio, se puso extremadamente divertido, además de que se nos sumó más gente. Algo que ayudó en el festejo fue el hecho de que todos nos sentíamos satisfechos con haber llegado a la final.   
              ¿Cuáles crees que sean las variables que hicieron que ganaras, aparte, claro está, del buen gusto del jurado?
La historia tenía mucho trabajo e hice una presentación corta y sensata, por suerte me había colado a los cursos de pitching en el Ibermedia de Santiago, Chile, con la productora de mi anterior proyecto. En mi defensa en Málaga creo que demostré de forma muy breve lo que quería plantear con la historia como autor, pero con el guión frente a mí. Si me preguntaban algo, ya tenía lista la página, la encontraba y leía unas cuantas líneas del libreto mientras pensaba en la respuesta que daría después. Cuando terminaba el parlamento argumentaba e iba a otra página. Como el jurado conoce la historia a la perfección sólo debes de recalcar cosas. Por ejemplo, al personaje de mi libreto siempre le ofrecen cigarrillos y siempre los niega. En un momento de la historia uno de sus hijos le ofrece uno, tiene la tentación, pero se niega. Charlan en torno al veneno (tema recurrente en el guión) y la ficción prosigue, pero hacia el final, en una de las últimas escenas, en un momento tenso y de cambio, otro personaje le ofrece un cigarrillo al protagonista y muy nervioso lo acepta. Contado así suena tonto, pero en el contexto significa mucho, pero en una lectura ese tipo de cosas visuales (junto con otras prolepsis) pasan desapercibidas, así que llamé la atención sobre algunos de estos detalles y su significado simbólico. Algunos de estos asuntos andaba en las mentes de los jueces, pero ejemplificarlo tuvo sentido, porque es algo que algunos habían dejado de largo. Lo mismo con los diálogos que involucran humor y son los más complicados de atrapar, sobre todo cuando estás con lectores de otro continente. Siempre he recibido mofas por mi manera de leer los guiones, donde trato de recrear la voz de los personajes. No puedo leerlos de otra manera, cada personaje para mí tiene su propia voz acústica. En el concurso leí una parte donde hay un remate divertido y traté de recrear las voces. Primero el auditorio empezó a reír, como siempre, por mi manera de leer, pero luego se acostumbraron, escucharon y al final parte del auditorio y todos los jueces se rieron con el diálogo, que era lo importante. De haber leído en tono neutro, como robot, como leen luego muchos directores y productores, no hubiera provocado la risa ni recreado la escena en lo más mínimo. Pero las variables en un jurado tan amplio y heterogéneo son siempre misteriosas y complicadas de analizar.
             ¿Supiste o leíste o te comentaron algo sobre alguno de los otros doscientos y tantos guiones que participaron en el premio y no ganaron? ¿No te da curiosidad saber contra quién competiste?
Sí me da mucha curiosidad, varios colegas mexicanos, centroamericanos y sudamericanos me contaron que participaron, conozco sus guiones y sé que son buenos y estoy seguro de que muchos se realizarán, incluso algunos ya están en rodaje. También he ido conociendo algunos de los libretos españoles que también compitieron porque me cruzo con los autores, y también me cuentan de qué iban.  
             ¿Nos podrías enseñar a ganar premios de guión, o al menos darnos un par de tips para tal menester?
Escribir, escribir, escribir. En las clases insisto mucho en que los guionistas pecamos de flojos. El jurado del Julio Alejandro cambia cada año, así que resulta infértil apuntar en una dirección temática o de estilo. Después del premio charlé con un par de ganadores de otros años y son historias de un perfil muy diferente, pero una buena historia siempre funciona.
            ¿Cuántos guiones filmados tienes? ¿Crees que eso influyó a la hora de ganar el premio?
Tengo dos largometrajes, varios documentales en los que he participado como escritor, series de televisión, muchos cortometrajes, bastante televisión cultural y también de corte comercial. No creo que mi trayectoria haya influido para el jurado, pues creo que no se presta tanta atención a la ficha biográfica. Había, entre mis competidores, escritores con más trabajos filmados que yo.  Los jueces, creo, juzgan el libreto, no la trayectoria.
            Alejandro Mendoza (México DF, 1979) estudió Letras Clásicas en la UNAM, Guión Cinematográfico en el Centro de Capacitación Cinematográfica, Literatura Dramática Aplicada a la Televisión en el CEFAC, y diversos diplomados relacionados con la escritura.

7 comentarios:

Club de Lectura "Ónfalos" dijo...

simple y sencillamente una gran felicitación por el fabuloso premio y el reconocimiento de tu trabajo... (Alondra Aguiñiga-Curso de Iniciación Cinematográfica en Salamanca, Gto. enero-mayo del 2010)

Anónimo dijo...

¿Quién fue Julio Alejandro?

Julio Alejandro (Julio Alejandro de Castro Cardús) nació en Huesca en 1906 y murió en Jávea (Alicante) en 1995, mientras charlaba con Rafael Azcona, José Luis García Sánchez y Manuel Vicent. Escritor, fundamentalmente conocido por su labor como guionista de Luis Buñuel, poeta (su primer libro fue prologado por Antonio Machado) y marino. Vivió en el exilio mexicano durante buena parte de su vida.

México y España más cerca que nunca. ¡Enhorabuena chicos! Tanto al Inquilino como a Jano.

Anónimo dijo...

Escribir, escribir, escribir!!... Mis Felicitaciones más allá del corte nacionalista, lo que importa -como bien señalan- son las buenas historias, sólo eso.

el inquilino dijo...

No hay un corte nacionalista en el artículo ni en el blog, ¿o sí lo parece? Yo por mi parte sigo siendo un anarquista de pueblo valenciano que odia las banderas y las fronteras.
Salud y República!
Y que viva el cine y las historias!

Anónimo dijo...

Felicidades a Jano y al Inquilino por tan buena entrevista. Para quienes emprendemos este oficio y fuimos sus alumnos, su reconocimiento y reflexiones son más que un estímulo.

Anónimo dijo...

Excelente entrevista!

Anónimo dijo...

Eres el único medio de comunicación mexicano que se hizo eco de este premio y de nuestro premiado. Bien por ti, mal por ellos! Gracias, sigue así mano.

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