viernes, 7 de octubre de 2011

¿Por qué los guionistas caemos bien?

Porque solemos ser gordos, o calvos, o mostrar una afectación física de calibre desarrollado. Tenemos facilidad para poner cara de no haber roto nunca un plato; para sonreír de un modo entre gélido e idiota, y poner la joroba para que nos cacheteen el lomo soportando aquello de “qué tonta es mi mascota, qué torpe, pero la quiero”.

Porque todo el mundo quiere tener un amigo. Y además a todo el mundo le gusta contar su vida, su aburrida vida. Y si a esto le sumamos que lo que más abunda el en planeta son borrachos, los que nos gusta poner la oreja y el ojo para escuchar una historia, tenemos más compadres que el Papa de Roma. Un guionista es el amigo ideal; no así el yerno. Además, si al guionista le interesa tu vida, quizá y hasta la mete en uno de sus guiones (si es que le producen alguno, claro).
Porque los guionistas SOMOS chismosos a un nivel de enfermedad crónica. El cotilleo, el platique de puerta en esquina, la comidilla de boca a oído es nuestra materia prima, somos carroñeros de los sueños de otros. Y l*s productor*s se acercan a nosotr*s señores escritores de mucha alcurnia pero poca pecunia, a preguntar la fama de l*s que componen este asqueroso y dulce mundo de cuarta región de moviola.
Porque nos encanta hacer el payaso con dos copas de más. Bailar arrítmicamente en una fiesta llamando como aquel que no quiere la atención del personal, hace que la más fea y los rechazados de corazón roto del crew de rodaje de una peli, se acerquen a nosotr*s, que tenemos tanto cariño que dar, sobre todo en público. Nos encanta el y lo público, sobre todo las becas, ayudas y subvenciones. Nos encanta el dinero, todo el mundo gusta de estar cerca de gente así.
Porque siempre tenemos una sonrisa para cualquiera, o un coqueteo de persona fina, o un ademán de amistad al calor de la droga, o un apretón de manos de obediente servidor. Nos gustaría que pensaran: “sonríe cuando me veas”, porque nosotr*s de verdad que sí, pensamos: que viva la gente”.
Porque tenemos el alma humilde (aunque el ego subido, pero tan pronto sube como baja la paja, dicen en mi pueblo…). Y, como los jesuitas, somos personas malacostumbradas a la pobreza. Si eres guionista es como ser cura, por vocación, desde la verdad del corazoncito de Jesús hijo y padre. Por cierto, quién será más rico, ¿el Vaticano o Jolibú? Porque quizá estoy a tiempo de cambiar de profesión. ¿A que sí, Marcial Marciano?
Porque los guionistas solemos hacer muchos trabajos gratis, no porque no queramos cobrar, sino porque no nos pagan, y eso en la industria audiovisual se agradece, sobre todo por parte de productores de todo tipo de nivel económico. No hay tontos que trabajen gratis, sino listos que no pagan. Y eso no se olvida, se sufre calladamente, como las almorranas. Y eso, con sonrisa lame mano incluida.
Porque somos taimados que se hacen pasar por locos que aparentan ser normales simulando.
Porque a los guionistas nos roban y no denunciamos, o como mucho lo hacemos por el feisbuc.
Porque los guionistas siempre decimos la verdad, sobre todo cuando escribimos. Y eso, hasta la abuela de tus vecinos lo sabe y lo sabe apreciar.
Saludos, ser bien caído es de ser bien nacido.  Si no caes bien, jamás podrás levantarte. J

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vi va la gente, la hay donde quiera que vas, viva la gente, es lo que me gusta maaasss; con más gente a favor de gente en cada pueblo y nación, habría menos gente difícil y más gente con corazón!! jajaja, qué divertida entrada, sí, sí, caes bien.

El inquilino dijo...

Jaja. Gracias, Anónimo!

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