jueves, 20 de junio de 2013

La fuerza del guión

Es la lluvia.
D ganó este mes dos becas para desarrollar dos guiones distintos, uno histórico y otro de terror. En la beca de terror también resultó ganadora L, que coescribió un éxito hace tres años y no hace mucho estrenó su primera peli como guionista y directora. R, que también fue uno de los ganadores de “la beca histórica”, tiene su propia escuela de escritores y ahí anda rifándosela de stand-up comedian. 
            A, por su parte, empezó a escribir su tercer largo y hoy dio comienzo la preproducción de su segundo corto como realizador, cuyo fotógrafo, E, fue aceptado en una escuela de escritura escindida de la oficial y está empezando a escribir su segundo guión. M, lleva un año en esta ciudad y anda más que feliz por estar escribiendo ya su segunda peli pagada, vive de eso.
Viendo este panorama tan satisfactorio un* aseguraría que algo está pasando, que cuando hasta el fotógrafo escribe es porque todo el mundo tiene una buena historia entre manos. Al menos, todo el mundo en un radio de muchas personas alrededor, docenas y docenas. Debe ser la época: en México :-DF no deja de llover. Y la lluvia siempre es buena para acabar los tratamientos de guión.

La caja de cartón.
Repetidas veces me han preguntado:
Inquilino, si te la pasas todo el día seleccionando noticias de guión, leyendo blogs y entrevistas, atendiendo el perfil de feibuc, ¿cuándo escribes?
Hoy les voy a dar la respuesta por si llegaran a verme. ¿A verme? Sí, a verme. Escribo en el transporte público de este profundo y oscuro valle. ¿Pero cómo? Llevo una caja de cartón de unos 40x45cm que uso de mesa portátil. Escribo en una pequeña libreta que apoyo en esa mesa, cuyas patas a veces son mis piernas, a veces unas barandas en el metro, a veces uno de los bancos de metal del metrobús.
Como me paso el día sol* y sentad* en una especie de escritorio que tengo en una madriguera al sur de la ciudad, llega un momento en el que el llamado de la selva urbana me jala, y no puedo aguantar ni un minuto más frente a una pantalla. Es entonces cuando he de pararme y zambullirme en esta megalópolis donde todo es abundante y todo sobra. Así que me meto en el metro, en el metrobús, en el tren ligero, lo que sea, con mi caja de cartón y escribo en mi libreta en la que pone bien grande en la portada: ODIO ESPERAR. Mi letra, por el movimiento del transporte público suele ser un asco pero eso luego pasado a computadora ni se nota.
¿Y llevo algo en esa caja de cartón? Sí, exactamente llevo 57 DVD’s que son los que caben. Ni uno más. Los elijo aleatoriamente de mi colección de pelis, los meto en la caja y me lanzo a la calle. Cuando no escribo, cuando no miro a los pasajeros, cuando me canso de ver la publicidad que hay por todos los muros de esta urbe, ojeo los dvd’s. Miro las carátulas, leo los nombres de las gentes que hicieron posible esas pelis, encuentro coincidencias, y como odio esperar, vuelvo a escribir pasados unos minutos. Alguna vez me preguntan si vendo pelis, no porque son originales les contesto.
Cuando transbordo de estación a estación cargo mi caja al hombro. Parezco un porteador cualquiera, nadie se fija en mí.
Hoy la caja se mojó tres veces y tres veces se secó. Es la lluvia de nuevo. No por ello dejo de escribir mi próximo guión, a mano, en mi libreta.
De esa fuerza envolvente de los primeros pasos en la escritura de una nueva historia, cuando tomas apuntes de todo porque todo inspira, cuando jalas ideas o escuchas conversaciones ajenas, es de lo que me gustaría estar hablando ahora, pero creo que no lo consigo con facilidad.
Un tipo escribiendo en medio del caos y del ruido, concentrado, es cosa de locos, lo sé. Envuelto en una espiral mental me siento objetiv* y limpi*. Llen* de conocimiento que saco sin saber muy bien de dónde viene.
Los personajes apenas toman forma mientras agradezco al metrobús que pare 40 segundos entre estación y estación para escribir tantito, con mejor letra.

Ocho breves conclusiones. 
1.      Respira y escribe.
2.      Relájate y escribe.
3.      Muévete y escribe.
4.      Libera tu humor y escribe.
5.      Lee y escribe.
6.      Ten amigos y escribe.
7.      Perdona y escribe.
8.      Escribir es un impulso primario. 
Todas las películas necesitan un guionista, aunque les cueste aceptarlo. Cuando empieces a filmar tu propia película se darán cuenta de lo que se perdieron al ignorarte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De esas entradas refrescantes, de las que hacen soñar (al menos a mí, encontrar personajes y maravillas en el camino. Creo que cuando se lee ésto, incluso a los que no somos escritores, nos dan ganas de hacerlo.
Gracias por la inspiración. Saludos

El inquilino dijo...

Gracias por tu comentario. A su vez es refrescante para mí. :)

Raquel dijo...

me encanta lo de tu caja de cartón

El inquilino dijo...

100% verdad de la buena.

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