viernes, 5 de diciembre de 2014

Nos colamos en el taller de guión y dirección que imparte Guillermo Arriaga

Más de 150 personas lo esperábamos en el auditorio de la ULA, universidad latinoamericana. La cita era a las 16:00 horas y él no llegaba. La razón, un choque automovilístico donde el chofer hizo imposible el traslado a tiempo. ¡Qué manera de iniciar! Como una gran secuencia de las películas escritas por tan talentoso guionista, Guillermo Arriaga.

 Si la misma vida nos daba tal inicio cinematográfico para el taller de guión y dirección cinematográfica impartido por el sabio guionista, podíamos estar seguros que lo que vendría sería así de grande, una experiencia única y enriquecedora como todos los filmes donde Guillermo ha intervenido.

Personalmente no tenía idea de cómo era la dinámica del taller. Imaginaba un aula con una mesa redonda donde los presentes compartirían historias y él daría tips de cómo mejorar el guión y consejos de dirección. No fue así.

La primer sorpresa, que obviamente no es algo extraño, fue ver a tanta gente reunida. Había personas de diversas edades, con o sin experiencia en el medio, incluso había famosos actores. Todos con la ilusión de aprender, de crecer en cuanto al conocimiento, poco o mucho, cinematográfico y aplicarlo a corto, a mediano o a largo plazo en un guión o en una producción; o simplemente por el puro gusto de saber reconocer y disfrutar buen cine.

El señor Arriaga es una persona que impone, es alto, fuerte y de rostro serio, cualquiera pensaría, y si así fuera cuenta con talento y méritos para serlo, que estamos ante alguien de pocos amigos y creído;  pero no, Guillermo es una persona accesible, carismática, humilde y sobre todo, dispuesta a compartir sus conocimientos que no son otra cosa que experiencias de vida. Más no se puede pedir.

Dijo el primer día, acerca de escribir: “Nunca ser profundos, políticos y universales. Cuenten la historia. Si su mundo es profundo, político y universal, se va a reflejar en la historia”. Y añadió: “Como decía Faulkner, -Quieres ser universal, cuenta la historia de tu vecino-.”

Quizá esta humanidad accesible, es la razón por la que muchos de los asistentes han vivido una y otra vez todos los talleres que ha impartido. Vale la pena regresar, o al menos vivirlo una vez en la vida.

Para comenzar el viaje, que duraría dos jornadas, el viernes 20 y el sábado 21 de noviembre de 2014, exhortó a definir en una sola palabra de que trata una película, más concretamente el guión que se escribe. Por ejemplo, en Amores Perros: amor; en los tres entierros de Melquiades Estrada: amistad.

Sí, los ejemplos del taller giraron en torno a sus películas, el porqué es claro, conocía desde el inicio de la idea hasta su culminación, de Alfa a Omega, con pelos y señales lo que nos iba a compartir, a enseñar. Y este método da tan buen resultado que el taller lejos de ser una experiencia 100% académica se convierte en una tarde (y mañana) de amigos que aprenden uno del otro donde sabes que lo compartido es honesto, real y para tu bien.

Una vez que una palabra define la historia hay que encontrar el concepto. Mismo que se va descubriendo mientras se escribe. En Babel, el concepto es: la pérdida de la inocencia.

Él, inicia la escritura directo en el guión, sin escaletas, biografías o argumentos, va sin saber el final, se deja que los personajes, las acciones y las situaciones lleven la historia. Plantea preguntas dramáticas, que se irán respondiendo. Pero cuando se van a contestar, se abre otra. Así, el lector del guión, el espectador de la película, es seducido y quiere saber más. Justo como ocurre en la vida real cuando estamos en amena y/o interesante charla con alguien.

Un método que le ha ayudado a escribir tan fuertes historias es lo que llamó “Cristal Shakespeare” que consiste en que cuanto más cercanía hay en los personajes, más brutal es el conflicto. No es lo mismo quererse ligar a una mujer embarazada si es una desconocida que si se trata de tu cuñada como en el caso de Amores Perros. Esto no siempre funciona, dijo, pero a él, le ha sido muy útil. Cuando al escribir algo no funciona o te sientes perdido, invitó, a preguntarse: “¿Qué haría Shakespeare o Esquilo?”

Lo fundamental es aprender a definir qué mundo se quiere narrar, fue muy preciso al explicar que no todos tienen que escribir igual, es válido ser diferente ya que cada quien tiene su “tribu.” Entonces, podemos deducir que no importa ni qué, ni cómo cuentes pero lo que sea, se cuente bien. La gracia está en ser auténticos, no existe fórmula que asegure un éxito. Recordó cómo Hollywood a pesar del estudio de focos, mercadotecnia y demás, tiene grandes fracasos. “Regla fundamental del cine es que todo se vale. No hay reglas.”

Continuó con que el fundamento de este negocio es el rigor.  ¿Cómo es el rigor? “Qué sucedería si…” y cambiar todo. Explorar todas las posibilidades creativas desde todos los ángulos.  Aconsejó: “Procuren que sus diálogos no pasen de una línea”. Entre menos líneas mejor, a menos que seas Tarantino. La fuerza de los diálogos está más en lo que no se dice que en lo que se dice…

Otro elemento que destacó al momento de escribir, es la luz, mucho de la historia, de lo que transmite, depende de ella, si es de día, de noche o tarde, y si se está en un interior o un exterior… Y lo ya dicho, “¿Qué sucede si…?”  Y sobre todo ir teniendo claro el objetivo dramático del personaje (acción concreta que busca un personaje, no es “mujer que se encuentra a sí misma”).

“Como escritor debes ser leal a la historia, como director saber interpretarla.” Él es las dos cosas y ha estado de un lado también, por eso sabe de lo que habla. Una de las enseñanzas o consejos más trascendentes del taller fue lo que llamó la regla más importante en este negocio: trabajar con quien se tenga el mismo gusto.

Por ello, el guión debe ser considerado literatura. “Porque un guión es la forma en que se va a seducir a los que van a participar en él.”
Tiene razón, ha logrado seducir a gente muy importante dentro de la cinematografía mundial para que trabajen con él. Si alguien lo duda debe revisar los créditos de sus obras.

El taller continuaba con esta dinámica de compartir vivencias, tanto de él, como de los asistentes, constantemente, le interrumpían para participar y preguntar.

Aconsejaba, a los directores, prepararse antes del rodaje desde físicamente hasta cuestionarse casting y locaciones. Y sobre todo evitar las escenas de cafetería. Escenas que no literalmente suceden en una cafetería si no a cuando los personajes se sientan a platicar para explicar la película.

A los escritores, los exhortó a pensar en la edición desde el guión.

Un detalle que resaltó de los rodajes, es que en todos los departamentos hay cineastas, es decir, contadores de historias que si hacen suya la que están trabajando, la aman y aportan. Guillermo, para fortalecer que se suban a su barco con gusto, no sólo por una cuestión laboral, se aprende el nombre de todos en el set y al final del día les agradece personalmente por su entrega. “¿Trabajar con el equipo o que el equipo trabaje para ustedes?”

El tiempo pasó rápido…

Al día siguiente, el taller continuaba con la misma dinámica. Una de las primeras reflexiones del día era respecto al guión “que sea literatura no quiere decir que sea rimbombante. Hay que cuidar el lenguaje.”

Luego, al hablar de fotografía, explicó que es fundamental qué tipo de cámara se va a usar. Mostró su cortometraje de terror: Broken Night filmado totalmente en digital, donde la cámara está al servicio de la historia.
En cuanto a dirección de actores, explicó que lo más importante para un actor es lo que está en su cabeza. “El cine tiene la capacidad de reflejar lo que la gente está pensando.” Hay que darles pensamientos no obvios, esto con el fin de no traer recuerdos clichés. Al actor hay que sacarlo de su zona de confort, lo que puede hacerse desde el momento en que se le dan zapatos más chicos de su talla, o se les cambia el peinado hasta no mostrarles como se ven en pantalla... Hay que darles referencias sensoriales. “No hay malos actores, hay malos directores.” Cuando trabaja con no actores, propone distancia personal entre ellos y si lo son pero previamente no se conocen, no los presenta hasta el rodaje.

Constantemente volvíamos al guión, la dinámica de una película, de una buena historia que se filma, siempre regresa a él. Tal vez es porque no puede haber nada bueno si el guión no lo es. Y entonces dijo: “Ley: si lo imagino, existe. Punto.”

Después, conforme se avanzaba, añadió: “Cuando un escritor puede recoger las coyunturas internas del personaje y las externa, es un gran escritor.” Momentos antes explicó el significado de coyuntura: cuando varios hilos de tiempo convergen en un punto y se puede dar una transformación.

El tiempo se iba y nos compartió una lista de motivaciones de personajes que le han servido:
-          Gracia. Implica el contacto con un ser supremo que otorga sentido.
-          Transgresión. El orden moral rompe la individuación. Reglas que se transgreden para crear un mundo propio.
-          Tradición. Sabiduría vital acumulada en una comunidad por años. El individuo tiene seguridad porque pertenece a comunidad con tradición.
-          Aventura. Encuentra lo que es, a través de lo que no se es. Viaje. Salir de lo cotidiano.
-          Dolor. Límites del ser, para sentirse vivo. Se oculta en autoflagelación y ciertas ayudas humanitarias.
-          Placer. Se vincula al ser primario igual que el dolor.
-          Los extremos. Estar entre lo orgánico y lo inorgánico.  Arriesgar a muerte. No se busca morir.
-          Trascendencia. Construir la vida por una que sobrepase. Necesidad de permanencia. Hay de carácter religioso, actos heroicos, paternidad/maternidad.
-          Costumbre y cotidianeidad. Fin, dominio absoluto de la existencia. Orden excesivo. Ejemplo: TOC.
-          Belleza. Otorga sentido vital cuando hay reelaboración del íntimo de la realidad.
-          Acción. Movimiento que aporta sentido. No siempre significa avanzar.
-          Aislamiento. Interioriza. Silencio conduce a sí mismo.
-          Poder. No se descansa hasta obtenerlo.
-          Venganza. No cree en la justicia, es daño directo. No avanza si no sucede.
-          Amor. La vida es encontrarlo.
-          Autodestrucción. No bordea el peligro, se quiere matar. Así se siente vivo.
-          Cuerpo. Es la motivación. Lo intervienen, lo transforman; cirugías, vigorexia, etc...
-          Sacrificio. Entregarse a una causa. Si no se sacrifica por los demás no tiene sentido.
-          Heroísmo. Construye su vida para ser héroe. Dispuesto a dar la vida.
Luego de esta lista y de recorrerla con personajes tanto ficticios como reales, el taller prácticamente llegaba a su fin. Los rostros satisfechos tanto del expositor como de los asistentes expresaban que se necesitaba más tiempo. Al final, podemos concluir que la coyuntura para que todos coincidiéramos ahí ha de dar sus frutos en la escritura, dirección, actuación, producción, y vida de los asistentes. Gracias señor Arriaga, por su entrega y entusiasmo, por compartir el motivo por el cual escribe: “Escribo para que me quieran.” Lo ha logrado.

A escribir…

A nombre de El Inquilino Guionista, agradecemos a todo el equipo de Media Cine, tanto por la invitación recibida para vivir el taller como por todas sus atenciones.
Y como cereza del pastel, unas palabras exclusivas de Guillermo Arriaga para El Inquilino Guionista: “Primero quiero que sepas que soy fan del Inquilino guionista, lo sigo, me parece muy interesante. Segunda, a mí, mis padres me enseñaron que tenemos que dejar el mundo mejor de como lo encontramos y nos dijeron que la mejor forma es la educación y compartir lo que sabes. Compartir es importante y yo aquí en estos cursos, como has podido ver, no me guardo ninguno de mis secretos… Este curso lo he dado en muchos países. Lo he dado en los Ángeles a gente que tenía ya mucha experiencia. Lo di en Brasil a escritores de series de televisión. En Chile que eran prácticamente puros jóvenes. Lo que yo siento, quiero, es tratar de dar un material que sirva para todos. El que tiene mucha experiencia diga, ah me está dando herramientas adicionales… Porque creo que tengo una experiencia que no cualquiera puede tener. He tenido acceso a fotógrafos, he tenido acceso a actores, a productores, a editores, a asistentes de dirección, obviamente a directores que tienen mucho conocimiento y que te pueden ayudar a pensar mejor una película…” Al inquilino: “Sigan adelante con la chamba”.

Encontramos entre los asistentes a Tiaré Scanda quien nos dijo: “Yo estoy tomando este taller de Guillermo Arriaga porque quiero escribir. O sea no lo vine a tomar nada más por mi carrera como actriz, si no porque escribo y entonces pues me están siendo muy útiles todos los consejos y las experiencias de Guillermo que aparte es muy generoso con su conocimiento. Creo que es muy puntual, y muy práctico, todo lo que nos está enseñando.”
Escrito por Rafael Gaytán

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