lunes, 11 de octubre de 2010

El guionista y la falta de trabajo


De algún modo, éste es uno de los TEMAS en mayúsculas de todo engendro cinético-literario que es cualquier guionista.         Es un tema que está siempre presente en cualquier conversación entre guionistas, tanto es así que pareciera la carta de presentación de la profesión:
¿A qué te dedicas?
Escribo guiones = soy un desempleado = me como los mocos = no soy digno de salir con tu hija aunque me gustaría invitarla al cine.
(Si a alguien le interesa le muestro el curso de autoestima que con vergüenza le oculto a mi familia bajo la almohada de mi cama y que me mantiene a flote en esta profesión de sueños)
          Vergüenza me da escuchar a los demás hablar de crisis económica cuando yo, llevo tantos años así. Agacho la cabeza, me victimizo para renacer y cambio y me adapto al medio, sobre todo al cinematográfico. Cambiar. No estoy rodando pelis, pero sí ruedo a salto de mata y a carretera y manta para cumplir con un destino: el de no dejarte arrastrar por la marea. Que el cine bien vale una vida.  
          ¿O será que no?-. ¿Qué hacen los guionistas cuando no trabajan, y eso significa no estar ganando dinero con un trabajo digno, el de escribir guiones? 
          Lo primero que me viene a la mente es: escribir y reescribir. Se supone. 
          Mi amigo F, guionista joven ( 35 años) se aseguró un trabajo de despacho en la parte publicitaria de una reconocida empresa televisiva mexicana. Un trabajo aburrido e ideal. Ideal, porque te da un sueldo para vivir muy bien en una ciudad como el DF, apenas dedicándole cuatro horas semanales. Y aburrido porque se trata de escribir los discursos y perogrulladas de los ejecutivos televisivos y también alguno que otro del gran Jefe -de jefes, pues estamos en México, manito-. 
          Si Omaba tiene a otro joven guionista que le escribe los discursos, en el México aspiracional por los cinco costados (coca, tele, religión, perfume barato y smog), tener un guionista como quien tiene un abogado, o un terapeuta, o un guarura, será algo muy normal en pocos años. 
El guionista es guionista más allá del cine, y si tienes una idea y quieres que se desarrolle lógicamente y que quede plasmada en un guión para que esté siempre lista y a punto de reproducirse del modo que quieras y cuando quieras, ¡llama a un guionista! Él te lo dejará fetén, y tú quedarás como un tipo más que claro, cuasi iluminado.
          En este mundo se necesitan muchos más guionistas de lo que parece. Mejor un guionista que un cura, un pope, un padre, un rabino o un imán. Con el chamán no lo tengo tan claro, ¿será por la tradición o por las drogas naturales y paracapitalistas? Sea como sea, como guionista te cuento un cuento y verás qué contento.
         El alter ego de mi amigo F, mi amigo A, tuvo un negocio de camas de masaje de jade caliente como terapia barata para el pueblo llano, que a duras penas puede salir adelante, y la salud no es una excepción. Durante tres años, A fue manager al más puro estilo cinematográfico: frente a treinta o cuarenta personas pacientes por la sanación, él se alzaba micro en mano a contar todas y cada una de las virtudes de su negocio. 
         Sin dolor no hay curación, era su eslogan, o para sanar hay que sufrir, e ir todos los días y gastarte menos de lo que cuesta una hamburguesa para disfrutar de unos 40 minutos diarios de atención y mejoría. 
         Yo fui durante meses. Me dolía el cuello y el brazo derecho, creía tener una tendinitis por escribir tanto en la computadora. A eso había que sumarle una época sentimental fatal. Pese a que tenía amantes, seguía viviendo con quien en ese momento era sólo mi ex y no mi mejor amiga, y las peleas y los malos rollos y la mierda que se acumula en el desamor hacían que llevara mucho peso en mi espalda. Seguro que mi cuello y mi brazo derecho se resentían
         Fui a la terapia de masajes meses, y nunca he probado un placebo mejor y tan barato (aunque la marihuana es bien barata por estos lares) Y sí, claro que me sentía mejor hasta que pasó lo que pasa con cualquier otra droga: me acostumbré a ella y dejó de hacerme tanto efecto. Como no podía subir la dosis (¡sólo 40 minutos al día bastan para curarse de todo!) al final me aburrí y dejé de ir. 
         Llevé a mis amigos, pero ninguno se enganchó tanto como yo. 
         Y es que ver a mi amigo A, el dueño del negocio “Camas A, traídas desde el mismísimo Corea” y hablar con él un par de horas de cine y de guión, y echarnos un rato a que las piedras de jade nos dieran un masaje eléctrico y  caliente, sí que era todo un placer de guionista desempleado
         Nunca 20 baros diarios que costaba el tratamiento, dieron tanto al intelecto y a la espalda partida por tanta crisis. La falta de trabajo en el mundo del guión es algo tan común como vivir de becas, chismear o sentir la envidia ajena, o padecer la propia.
         Vuelta a mi presente, he de confesar que terminé el viernes de la semana pasada con la triste noticia de que me reducían la jornada de trabajo. 
         Aunque en México, país y ciudad donde radico, la palabra crisis no se utiliza por lo desgastada que ya está después de tantas décadas de crisis económica y social, tan lejos de mi terruño almazorino y aspañol como me encuentro desde hace años, me siento ahora más hermanado y más cerca de casa que nunca- Debido a este momento de desempleo guinístico. Más cerca incluso que durante el Mundial del presente año. 
         Las crisis unen y las bonanzas alientan la individualidad, o es que ¿tanto leer los periódicos peninsulares ha influido tanto en mi realidad azteca? ¿Estoy en un oscuro Matrix Mediterráneo-Mesoamericano? El punto de cruda realidad es que de trabajar cinco días a la semana voy a trabajar dos días por la mitad del sueldo, una miseria. 
        ¿Qué hacer en momentos como estos? Desear, tener objetivos, y ver el modo de generarlos sin cagarla demasiado. Dos frases se me ocurren para el eslogan de un guión de videohome. La dramática: En México no hay crisis, somos la crisis. Y la cómica: No somos guapos pero somos muchos. 
        Dios mío, ¡no me hagas escribir videohome para subsistir en este país febril de América del Norte!
        Estadísticas, informes y análisis sobre la situación de los guionistas se han hecho, al menos en Aspaña. En México dudo que alguien haga algo parecido dado que en el caso aspañol es ALMA, el sindicato u asociación no gratuita de guionistas, la que pierde el tiempo en saber qué les inquieta a sus asociados. 
        En el caso mexicano, ni asociación de guionistas tienen. 
        A mí, el asociacionismo me cuesta un poco, soy de tantita alma anarquista pese a que en mi tierra valenciana es algo común formar asociaciones para todo, sobre todo cuando ese todo es sacar subvención del estado valenciano, que por mí está de puta madre: alguien se las tiene que quedar.  
       Aquí, del otro lado del charco atlántico, la corrupción ha hecho que el sueño sindicalista, obrero y asociado se vaya por el excusado hace más de setenta años. Aunque hay que recordar que el STIC -Sindicato De Técnicos De La Industria Cinematográfica- fue puntero allá por los años cuarenta, principios de los cincuenta del siglo pasado. Cuando la directiva y todo el sindicato en general estuvo en manos de sus fundadores: Jorge Negrete y Gabriel Figueroa entre otros. Muy interesantes fueron sus batallas artístico-políticas y pistoleras con el mafioso sindicalista mexicano de aquella época: Fidel Velázquez-.


Según Alma manejando datos de hace unos cinco años,
          Sólo el 20,1% de los guionistas se dedica exclusivamente a escribir guiones. Un 59,7% compatibiliza la actividad de guionista con otras actividades artísticas o profesionales. Un 17,4% no se dedica a escribir guiones en la actualidad.

           El 73% de los guionistas declaran insuficientes las retribuciones que percibe por sus obras para cubrir sus necesidades y las de su familia. El 46,3% (casi la mitad de los guionistas profesionales) cobra menos de 12.000 euros al año.
            A casi a la mitad de los guionistas (42,7%), los ingresos por escribir guiones no les supone ni el 20% del total de ingresos percibidos durante el año.
           A casi la mitad de los guionistas no le pagan nada si su guión no se llega a producir. Al 76% de los guionistas no le pagan nada por ceder su guión en exclusiva y "moverlo" en el mercado audiovisual, si su guión no se llega a producir. Esta práctica abusiva incrementa en el caso de mujeres y guionistas mayores.
          Y a esto añado yo: en el caso de que el guión sufra malas críticas (las primeras vendrán de parte del equipo de rodaje que no te dirán nada, pero que pelarán a tus espaldas el exceso de diálogo, o de drama, o de chistes malos) despídete de trabajar durante un tiempo a menos que… A menos que nada, porque aquí todos escribimos más que bien, así que dejemos el tema y la autocrítica para otro post.


Prosigue la estadística de Alma:
Principales problemas percibidos
A. La inseguridad en el trabajo (por el 60%).
B. La valoración no adecuada de las obras creadas (por el 51,4%).
C. Que se gana poco (por el 31,4%).
D. Impago de guiones (por el 23,3%).
E. Falta de oportunidades para los jóvenes (20,8% del conjunto y 49,1% de menores de 30 años).
Un dato más que positivo, cómo no: 
Los horarios de trabajo y el ambiente con otros guionistas son valorados positivamente. 
Y concluye: 
 Esto sitúa a los guionistas españoles a la cola de los países desarrollados y de tradición cinematográfica y audiovisual en lo que se refiere al pago de guiones.
          Si a alguien le interesa todo el artículo que pinche aquí.
          Falta de trabajo, mucha falta de trabajo sí, pero sigo con la pregunta, ¿qué hacer cuándo no se tiene trabajo? En mi caso, ¿qué he hecho yo? Por supuesto todo lo que tiene que ver con la vivienda: limpiar, cocinar, comprar, escuchar la radio, cambiarle la arena a lagata, recuperar viejas amistades...    
          Pero en el tema laboral medio maltrabajé (hablaré en pasado porque me hace sentir mejor pensar que esos tiempos ya pasaron) de actor en lo que surgiera, de estanquero vendiendo cigarrillos, de lavaplatos en el casino de mi pueblo, de profesor de teatro, de chef gourmet especializado en tortillas -no sólo de patatas sino de muchos sabores-, de asistente de producción en televisión, de dealer-camello -esto se supone que es secreto-, vendiendo libros de segunda mano -solía ser un negocio en alza-, de camarero, mesero, chico del café –cómo no-, de lector para niños en una biblioteca –¡qué recuerdos!-. 
         Y así unos cuantos trabajos más que han jalonado mi profesión de guionista más de lo que hubiera deseado. Pero no me he muerto, sigo aquí a pie del cañón y pese a que hoy es lunes y no voy al trabajo porque me lo redujeron todo, menos los cataplines, no le voy dar posibilidad alguna a ningún tipo de depresión, porque el trabajo al fin de cuentas es sólo trabajo ¡y que no falte!
         Y sobre todo, guionistas, no olvidéis los que pasó en Hollywood (y que por desagracia no se ha repetido en ninguna de nuestras cinematografías locales, no así a crisis) cuando los guionistas decidieron ir a la huelga y toda la industria se paralizó durante meses provocando el colapso televisivo. 
          Estoy seguro de que algo se puede hacer para mejorar nuestra situación.
         Ánimo camarada guionista, una semana más parado, ni arriba ni abajo, sin trabajo. Ánimo, tú puedes, verás que sí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes toda la razón tío, la crisis somos todos jeje... y bueno toca no perder la esperanza... :) rgb

Anónimo dijo...

Nuevos datos sobre los guionistas en el I encuentro de guionistas españoles en Valencia 2010. Los datos son parecios a los que expones tú, pero aún peores. Hay unas doce entrevistas a guionistas profesionales que de algún modo están en el candelero.

http://www.mercadoguion.com/EncuentroGuionistas/

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