miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ama a los amig*s que critiquen tus guiones


No los maltrates, no los presiones, les vas a pedir notas o consejos y aunque eso sea bastante problemático para cualquier guionista, son tus amig*s y quieren ayudarte.
 
            Estás enfadad* porque necesitas ayuda y la tienes que pedir. Estás molest* porque sabes que ell*s saben que necesitas que te echen una mano. Cualquier rabia o frustración que sientas, es rabia y frustración contra ti mismo, contra tu “yo guionista”, así que mejor la calmas o la sometes a tu control. Una mirada fresca sobre tu trabajo te puede ayudar exponencialmente, pero para ello habrás de elegir bien a tus lector*s.
            Lo primerito que has de saber es que los guiones son IMPOSIBLES de leer para alguien que no está familiarizado con el formato. Es bastante difícil para el amigo medio visualizar las acciones dramáticas, imaginar a los personajes con tan sólo una parca descripción, captar el subtexto o llenar e interpretar esos huecos que dejamos los guionistas para el director, actores, etc. 
            Por eso afirmar que el guión es un género literario me parece un poco… El guión es un género cinematográfico: detrás de cada lector se halla un* cinéfil*. No es como una novela (una obra terminada), es el punto de encuentro entre las palabras y la imagen, sin detalladas descripciones. Así que lo mejor será elegir a un* amig* que sepa qué cosas se dejan dentro de un guión y qué cosas fuera.
            Si no tienes a nadie que se ajuste a este perfil, no sólo hay servicios de lectura y asesoría de guiones en muchas partes, pagando, por supuesto; sino que sin salir del Feis puedes encontrar comunidades de guionistas en las que seguro encontrarás alguien que esté dispuesto a leer durante un par de horas tu historia a cambio de un par de cervezas. Yo frecuento éstas: script matters (Aspaña), foro de guionismo (Mexico) y red de libretistas y guionistas (Colombia). Eso sí, espera opiniones, no soluciones.
            Cuando recibas opiniones sobre tu guión, (de profesionales o cinéfilos aficionados), posiblemente te darás cuenta que están escritas en una especie de lengua franca guionística, derivada de haber leído a los grandes guruguionistas, haber asistido a talleres de guión, o por tratar con productores y directores. 
            Lee libros de guión, blogs de guión, toma talleres y así le sacarás más jugo a los comentarios que te hagan. Pero no te engañes ni albergues falsas esperanzas producidas por tu cabecita loca: sin importar qué tan chingón sea quien lea tu guión, éste jamás te ayudará a poner tu historia en las manos adecuadas para ser producido. Eso depende exclusivamente de ti. Que no cunda el pánico, es más fácil de lo que crees.
            Enseña tu trabajo sólo a personas que no puedan herir tus sentimientos profesionales. Si te decides por un script doctor ten en cuenta que siempre o casi siempre te dirán que al guión le falta trabajo por hacer, que sigas escribiendo, que no les gusta. Eso es lo normal, por eso viven de ello. La industria se nutre de guiones que consideran buenos, o sea, de excepciones. Y los lectores profesionales asegurarán que tu guión “no es bueno”, en un 90% de las veces. Están entrenados para ello. Además, a la hora de levantar un guión los productores se fían más de uno que haya sido asesorado por un reconocido guionista o lector que de uno que no… Prejuicios, con cierta razón.
            Una vez hayas elegido a tu lector o lectora (aquí te recomendamos que no te gastes el dinero que posiblemente ni tienes), recuerda que él o ella sólo va a leer tu trabajo, no a reconstruir un pedazo de tu alma en el papel. No es un psicólogo, mucho menos un sacerdote.  Sé claro en el tipo de respuesta, de feedback que deseas, y pídelo. Además, en tanto en cuanto tu trabajo sea el mejor que puedes presentar (nunca ofrezcas trabajos inacabados ni des excusas) las opiniones o asesorías que recibas también serán mejores. Recuerda esto: tus problemas como guionista no son sus problemas como lector*, es mejor que te guardes los malos tragos para ti.
            Cuando prestes tu guión dale tiempo a tu lector. Que responda cuando le nazca de verdad. Jamás le impeles preguntándole si ya ha terminado de leer o cuánto tiempo le falta para hacerlo. Que sea él quien te llame. Y si realmente el tiempo es un factor importante para ti o tienes una fecha de entrega, dilo antes de ofrecer tu guión, pero no te enfades si no puede ir a tu ritmo. Busca a alguien que sí pueda.
            Déjalo leer y luego escucha. Realmente, con la mente puesta en ello, escucha. Esta será la verdadera recompensa que encuentre tu lector por el favor que te hace: el ser escuchado, algo que en este mundo guionístico no es tan fácil ni común encontrar. Toma notas y asiente con la cabeza. No interrumpas. Estate de acuerdo con sus opiniones si es que puedes, y responde “es interesante lo que dices”, si es que no comulgas con lo que te dice. Mantén la calma, sonríe incluso si la ansiedad que te produce lo que te está diciendo te está matando por dentro. A fin de cuentas la mayor parte de la gente que lee guiones quiere ser honesta, y si no lo es, es debido al miedo que les produce la reacción del guionista que ha escrito lo que acaban de leer. No hagas sentir mal nunca a quien lee algo tuyo, ni aunque le estés pagando.
            Y si eres de los que se protegen demasiado de la reacción de un lector, de los que se ponen corazas artísticas, haz lo posible por no olvidar esta máxima: detrás de cada opinión se esconde una motivación, encuéntrala.  Quien lee y opina sobre tu guión, es más que seguro que posee una razón y un porqué para decir lo que dice. Y puede que no siempre sea muy pura o loable su intención; aunque parezca que te estás convirtiendo en paranoico, pregúntale sus verdaderas motivaciones a tu amigo lector, quizás te sorprenda.  
            Aprende a separar los problemas y a identificar las soluciones. Los problemas surgen de una crítica constructiva, y las soluciones a veces son paja. Los problemas generan dudas que se han de meditar para solucionarlas antes de la reescritura. Puede que tus amig*s lector*s no sean muy buenos explicando ciertos aspectos dramáticos que te ayudarán, sin embargo seguro sí perciben qué cosas no sienten que funcionan del todo y quizás, hasta te puedan decir por qué.
            No pidas soluciones; confórmate con que te digan los puntos débiles, confusos o emocionalmente muertos de tu guión. No es trabajo de ellos dar ideas, es trabajo tuyo. No reniegues de la opinión de tu amig* porque no puedes encontrar una solución inmediata. Eso es algo muy mediocre.
            Escucha los problemas sin responder con soluciones, eso hará que escuches de verdad. Recuerda que todo esto gira simple y llanamente en encontrar problemas, cuanto más puntuales y específicos mejor. Calla las ideas que se te ocurren en ese momento, pues puede que enfríen la comunicación. Recuerda que las soluciones siempre son múltiples, y que es fácil confundirse cuando estás buscando una y a la vez te están surgiendo nuevas dificultades.
            Sin embargo los problemas son finitos. De algún modo, de todas las notas que hayas tomado, de todas las opiniones que tengas, puedes hacer una especie de malabarismo y quedarte sólo con un puñado. Recuerda que podrán ir en muchas direcciones pero que tu historia sólo debe ir en una sola dirección. Ahí está la semilla para solucionar los problema de tu guión: la dirección del guionista, la lógica que todos generamos al escribir. Sé fiel a ella. Así llegaremos al punto en que digamos que hay una o dos soluciones para cada problema.
            Y para acabar recuerda: si tu amig* lector* se aburre es porque no le has dado a tus personajes un conflicto claro así como tampoco unas fuertes trabas que superar.
      Suerte, y que encuentres al lector o lectora adecuado para ti y tu guión. 

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