No los
maltrates, no los presiones, les vas a pedir notas o consejos y aunque eso sea
bastante problemático para cualquier guionista, son tus amig*s y quieren
ayudarte.
Estás enfadad* porque necesitas
ayuda y la tienes que pedir. Estás molest* porque sabes que ell*s saben que
necesitas que te echen una mano. Cualquier rabia o frustración que sientas, es
rabia y frustración contra ti mismo, contra tu “yo guionista”, así que mejor la
calmas o la sometes a tu control. Una mirada fresca sobre tu trabajo te puede
ayudar exponencialmente, pero para ello habrás de elegir bien a tus lector*s.
Lo primerito que has de saber es que
los guiones son IMPOSIBLES de leer para alguien que no está familiarizado con
el formato. Es bastante difícil para el amigo medio visualizar las acciones
dramáticas, imaginar a los personajes con tan sólo una parca descripción,
captar el subtexto o llenar e interpretar esos huecos que dejamos los guionistas
para el director, actores, etc.
Por eso afirmar que el guión es un género
literario me parece un poco… El guión es un género
cinematográfico: detrás de cada lector se halla un* cinéfil*. No es como
una novela (una obra terminada), es el punto de encuentro entre las palabras y
la imagen, sin detalladas descripciones. Así que lo mejor será elegir a un* amig* que sepa qué
cosas se dejan dentro de un guión y qué cosas fuera.
Si no tienes a nadie que se ajuste
a este perfil, no sólo hay servicios de lectura y asesoría de
guiones en muchas partes, pagando, por supuesto; sino que sin salir
del Feis puedes encontrar comunidades de guionistas en las que seguro
encontrarás alguien que esté dispuesto a leer durante un par de horas tu
historia a cambio de un par de cervezas. Yo frecuento éstas: script matters (Aspaña), foro de guionismo (Mexico) y red de libretistas y guionistas (Colombia). Eso sí, espera opiniones, no soluciones.
Cuando recibas opiniones sobre tu
guión, (de profesionales o cinéfilos aficionados), posiblemente te darás cuenta
que están escritas en una especie de lengua franca guionística, derivada de
haber leído a los grandes guruguionistas, haber asistido a talleres de guión, o por tratar con productores y
directores.
Lee libros de guión, blogs de guión, toma talleres y así le sacarás
más jugo a los comentarios que te hagan. Pero no te engañes ni albergues falsas
esperanzas producidas por tu cabecita loca: sin importar qué tan chingón sea
quien lea tu guión, éste jamás te ayudará a poner tu historia en las manos
adecuadas para ser producido. Eso depende exclusivamente de ti. Que no cunda el pánico, es más
fácil de lo que crees.
Enseña tu trabajo sólo a personas
que no puedan herir tus sentimientos profesionales. Si te decides por un script
doctor ten en cuenta que siempre o casi siempre te dirán que al guión le falta
trabajo por hacer, que sigas escribiendo, que no les gusta. Eso es lo normal,
por eso viven de ello. La industria se nutre de guiones que consideran buenos,
o sea, de excepciones. Y los lectores profesionales asegurarán que tu guión “no
es bueno”, en un 90% de las veces. Están entrenados para ello. Además, a la
hora de levantar un guión los productores se fían más de uno que haya sido
asesorado por un reconocido guionista o lector que de uno que no… Prejuicios,
con cierta razón.
Una vez hayas elegido a tu lector o
lectora (aquí te recomendamos que no te gastes el dinero que posiblemente ni
tienes), recuerda que él o ella sólo va a leer tu trabajo, no a reconstruir un
pedazo de tu alma en el papel. No es un psicólogo, mucho menos un sacerdote. Sé claro en el tipo de respuesta, de feedback
que deseas, y pídelo. Además, en tanto en cuanto tu trabajo sea el mejor que
puedes presentar (nunca ofrezcas trabajos inacabados ni des excusas) las
opiniones o asesorías que recibas también serán mejores. Recuerda esto: tus
problemas como guionista no son sus problemas como lector*, es mejor que te
guardes los malos tragos para ti.
Cuando prestes tu guión dale tiempo a tu lector. Que responda cuando le nazca de verdad. Jamás le
impeles preguntándole si ya ha terminado de leer o cuánto tiempo le falta para
hacerlo. Que sea él quien te llame. Y si realmente el tiempo es un factor
importante para ti o tienes una fecha de entrega, dilo antes de ofrecer tu
guión, pero no te enfades si no puede ir a tu ritmo. Busca a alguien que sí
pueda.
Déjalo leer y luego escucha.
Realmente, con la mente puesta en ello, escucha. Esta será la verdadera recompensa
que encuentre tu lector por el favor que te hace: el ser escuchado, algo que en
este mundo guionístico no es tan fácil ni común encontrar. Toma notas y asiente
con la cabeza. No interrumpas. Estate de acuerdo con sus opiniones si es que
puedes, y responde “es interesante lo que dices”, si es que no comulgas con lo
que te dice. Mantén la calma, sonríe incluso si la ansiedad que te produce lo
que te está diciendo te está matando por dentro. A fin de cuentas la mayor
parte de la gente que lee guiones quiere ser honesta, y si no lo es, es debido
al miedo que les produce la reacción del guionista que ha escrito lo que acaban
de leer. No hagas sentir mal nunca a quien lee algo tuyo, ni aunque le estés
pagando.
Y si eres de los que se protegen
demasiado de la reacción de un lector, de los que se ponen corazas artísticas,
haz lo posible por no olvidar esta máxima: detrás
de cada opinión se esconde una motivación, encuéntrala. Quien lee y opina sobre tu guión, es más que
seguro que posee una razón y un porqué para decir lo que dice. Y puede que no
siempre sea muy pura o loable su intención; aunque parezca que te estás convirtiendo
en paranoico, pregúntale sus verdaderas motivaciones a tu amigo lector, quizás
te sorprenda.
Aprende a separar los problemas y a
identificar las soluciones. Los problemas surgen de una crítica constructiva, y
las soluciones a veces son paja. Los problemas generan dudas que se han de
meditar para solucionarlas antes de la reescritura. Puede que tus amig*s
lector*s no sean muy buenos explicando ciertos aspectos dramáticos que te
ayudarán, sin embargo seguro sí perciben qué cosas no sienten que funcionan del
todo y quizás, hasta te puedan decir por qué.
No pidas soluciones; confórmate con
que te digan los puntos débiles, confusos o emocionalmente muertos de tu guión.
No es trabajo de ellos dar ideas, es trabajo tuyo. No reniegues de la opinión de
tu amig* porque no puedes encontrar una solución inmediata. Eso es algo muy
mediocre.
Escucha los problemas sin responder
con soluciones, eso hará que escuches de verdad. Recuerda que todo esto gira
simple y llanamente en encontrar problemas, cuanto más puntuales y específicos
mejor. Calla las ideas que se te ocurren en ese momento, pues puede que enfríen
la comunicación. Recuerda que las
soluciones siempre son múltiples, y que es fácil confundirse cuando estás
buscando una y a la vez te están surgiendo nuevas dificultades.
Sin embargo los problemas son
finitos. De algún modo, de todas las notas que hayas tomado, de todas las
opiniones que tengas, puedes hacer una especie de malabarismo y quedarte sólo
con un puñado. Recuerda que podrán ir en muchas direcciones pero que tu historia
sólo debe ir en una sola dirección. Ahí está la semilla para solucionar los
problema de tu guión: la dirección del guionista, la lógica que todos generamos
al escribir. Sé fiel a ella. Así llegaremos al punto en que digamos que hay una
o dos soluciones para cada problema.
Y para acabar recuerda: si tu amig*
lector* se aburre es porque no le has dado a tus personajes un conflicto claro así como tampoco unas fuertes trabas que superar.
Suerte, y que encuentres al lector o lectora adecuado para ti y tu guión.
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