En la
primera semana del año me remiten al correo tres comentarios que versan sobre
diálogos. El primero y más explícito dice así:
Inquilino tenía una consulta...
¿Sabes de algún libro que me pueda ayudar a mejorar mis diálogos para guión? Mejor si el libro se lo puede uno descargar. ¿O qué ejercicios realizar para mejorar diálogos?
Llegó el momento de escribir tantito sobre el
tema.
El tema dialoguero
es un cuasi cliché en el mundo guionístico. Prácticamente tod*s l*s guionistas en algún
momento de sus carreras blogueras escriben sobre ello. También supongo que a
much* inquilin*s de l*s que pululan por aquí no les interesará un carajo lo que
se podamos aportar ahora nosotros, créanme, les entiendo. Pero por más que
hablemos y escribamos sobre el microcosmos dramático de los diálogos, conozco
de buena mano que es una materia que a veces se nos resiste, ¡y hasta se nos atraviesa
entre pecho y espalda! ¿Por qué? Fácil, porque escribir diálogos no es fácil. O
al menos escribirlos buenos.
Un amigo que está escribiendo su
nuevo guión me dijo hace un par de días que se ha inventado, que ha creado
varios perfiles del feis para generar polémica en muros de por aquí y por allá y
así copiar y meter los diálogos resultantes de
esos debates cibernéticos en boca de sus personajes. Para ello sólo necesita
una cosa: gran capacidad de SÍNTESIS.
Otra amiga cercana y joven
guionista, acaba de descubrir que meter en un diálogo cinematográfico la onomatopeya
jajaja, tan genuina de las redes sociales,
tira pa’atrás y ahuyenta hasta’l más mano izquierda de los actores. Entonces
decidió poner entre paréntesis una indicación para l*s interpretes antes del
diálogo que apuntara: gracioso; de lo que derivó: se hace el gracioso; para llegar al patético: se cree gracioso.
Moraleja: el chiste, la gracia o el drama deben estar
implícitos en el diálogo. Indicar que algo es gracioso es en el mejor de los
casos -un diálogo realmente gracioso-, una redundancia. Y en el peor, es pura vanidad
y soberbia. ¿El motivo? Le estás indicando no sólo al actor sino también al director cuándo se tiene que reír un personaje,
rebajando así su libertad creativa. También puede que sea por pura inseguridad
guionística que un guionista escribe onomatopeyas en sus diálogos; entonces
tendrás que mirarte al espejo cada mañana y decir: escribo guiones porque yo lo
valgo. J
Otra de nuestras camaradas guionistas
de la tierra de la mafia, la corrupción y la violencia policial –Warlencia-, Mar Pastor, a la que esperamos conocer pronto, nos dice que los tres puntos más
importantes por los que debe transitar un diálogo son: naturalidad, baja intensidad y filtraje. La baja intensidad es un
concepto importante para los actores pues siempre tienden a sobreactuar. No por
otra cosa es porque necesitan ser dirigidos. Entonces claro, si les escribes alza la voz, ell*s suelen interpretar gritando. Un guión siempre es mejor por
defecto de drama que por exceso de él. Eso es una regla básica aplicable a
cualquier diálogo de cualquier género.
Con estar
filtrado nuestra
guionista se refiere a que el diálogo debe contener un SUBTEXTO, useasé, el significado de lo que se
quiere decir está por debajo de lo que se dice, oculto, no explícito. Para
dominar este punto, saber manejar la ironía siempre es una excelente ayuda. Pero
no es la única herramienta para que nuestros diálogos tengan charm, brillantez, rollo, punch, jiribilla como dicen l*s
guionistas mexicanos más pizpiret*s.
Para un servidor, las características
básicas de un buen diálogo son básicamente dos, brevedad y polifonía. Por supuesto que me hay más características que
harán que nuestros diálogos suenen y se digan bien: precisión, velocidad,
silencios… Misterio. Y por supuesto también que ya en los años 90 Tarantino nos
enseña que eso de la brevedad del diálogo es un mero mito inventado por los
guionistas de cine para diferenciarse de los dramaturgos teatrales. Aclaremos
algo antes de continuar, el Tarantino guionista que fue antes de ser director, perfectamente
lo podemos considerar como una excepción a casi cualquier regla guionística, no así narrativa.
La brevedad y la concisión son
conceptos muy claros como para explayarse en ellos: hay que aprender a sacar el
jugo a los diálogos que uno escribe como un poeta que destila sus versos, avanzando
gota a gota en el relato dramático.
¿Y qué es eso de la polifonía? Es simple y llanamente música:
cada personaje tiene su voz, su forma de hablar, su ritmo… Si no tienes bien
definidos tus personajes y si no los sabes definir bien mientras escribes
improvisadamente, es recomendable que pares un rato y hagas un ejercicio de
imaginación-visualización, y los escuches. De lo contrario todo sonará igual,
probablemente sonará a ti.
En esto de las reglas y las normas para
escribir diálogos sucede como con las leyes de estos gobiernos ladrones que
campan a sus anchas a un lado y al otro del Atlántico: se basan más en prohibiciones
que en derechos… El NO impera. Los buenos diálogos no deben ser informativos, ni repetitivos, ni
explícitos, ni rimbombantes, ni… La palabra es aire, es sonido, es oído: se
debe potenciar esa parte del cuerpo. Seguro es otro súper cliché, pero no por
ello menos cierto: a dialogar se aprende escuchando.
¿Otro modo de aprender a escribir buenos
diálogos? Podría recomendar algunos libros que no están traducidos al aspañol, así
como también citar algunos blogs que tampoco están traducidos a la lengua adoptiva de Malintzin… Pero me temo
que leer sobre diálogos no servirá porque su verdadero arte, lo quieran o no, proviene
del teatro. Y hay que saber que el teatro es el arte del actor. ¿Entonces?
Entonces recomiendo tomar unas
clases de actuación-interpretación con un buen profesor, aprender a improvisar hablando
y con suerte llegar a sentir dentro de tu carne todo el mundo de sutilezas que
posee el buen diálogo. Eso para empezar. Luego recomendaría leer teatro y
entender qué carajos es el subtexto. Para ello lo mejor es ponérselo difícil y
leer a los clásicos del Siglo de oro aspañol y a Shakespeare. Y por último, es
de cajón escribir diálogos escuchando con atención cómo habla la gente más que
el “qué” dice, que también... Según mi proceder ésa es una de las claves. Igual que otra de las
claves es que te gusten los diálogos, por supuesto. Si no gozas con la conversación
entre amigos y familia, apaga y vámonos con la música a otra parte.
Una de mis primeras escrituras “profesionales”
(por no decir la primera) fue en el mundillo fanzinero de los años 90. En
concreto en un fanzine que llevaba por nombre Kastelló y cuya tirada era de mil
ejemplares mensuales. Pues bien, yo escribía relatos, poemas, lo que se me
ocurriera porque estaba apenas empezando y los comienzos siempre son de experimentación.
Un día traté de escribir diálogos sin saber muy bien por qué. Sí, al estilo de los diálogos de
Platón o Aristóteles pero con un punto surrealista y grunge noventero, y me
gustó la experiencia. Humildemente he de admitir que al nivel provinciano en el
que me manejaba, mi sección de diálogos fue un éxito. A l*s lectores les
encantó. Creo que esos fueron mis primeros pinitos guionísticos, escribir
diálogos sin muchos pies ni cabezas, tenía yo 14 años…
Respecto a los ejercicios que puedes hacer, que puedes
escribir… Además del clásico leer en voz alta tus diálogos… Pues… Qué decir
más que los diálogos ¡hasta se pueden encontrar! Son el oído y la voz del
lector o interprete los que le dan la importancia que tienen o dejan de tener.
Aquí en el blog a veces publicamos cosas que nos encontramos por ahí y que bien
pudieran interesar al guionista sutil y contemplativo. Algunos ejemplos:
Diálogo encontrado 3
Diálogo encontrado 2
Diálogo encontrado 1
Espero haber hecho un resumen
agradable de leer sobre algo tan importante y difícil como lo es el buen arte
de dialogar; mis respetos para l*s guionistas que nacen con ese don.
Y nos despedimos con un mensaje que
nos llega de última hora enviado por nuestra pronta colaboradora (ojalá) Mar Pastor:
¡Inquilino!
De pronto me vino otra cosa fundamental en los diálogos. Tienen que reflejar la forma de hablar de cada personaje (su nivel cultural, intelectual y procedencia), que no parezca que habla siempre la misma persona...
Lo que yo decía, la polifonía… ;)
Reacciones frescas, sin pensarlas mucho, como en los mejores diálogos.
Reacciones frescas, sin pensarlas mucho, como en los mejores diálogos.
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