viernes, 27 de diciembre de 2013

ISABEL: Las 7 verdades históricas que hacen al personaje


Escrito por Javier Olivares.

         Érase una vez una chica con un motor personal y  político…
El gran hallazgo de Isabel la Católica fue la creación de un estado moderno, su concepto casi paneuropeo, su apuesta por eliminar la corrupción de Iglesia y Estado, su intento de política matrimonial para unir países evitando la guerra…
             Para ello hay que definir la época. Y en ésta los nobles utilizaban la monarquía como un pelele. La gran lucha de Isabel desde adolescente (aconsejada, evidentemente… pero con una gran capacidad de decisión propia desde joven) es conseguir un poder central fuerte y estable que modere y equilibre la vida política y social.
Su fuente de inspiración estaba cerca: la política de Álvaro de Luna con su padre Juan II. No en vano, sus principales asesores desde niña eran hombres del círculo de don Álvaro, como se detallará más adelante.
En este sentido, hay que añadir que la política matrimonial y la obsesión por gobiernos estables y duraderos es prioridad de Isabel, que ve como modelo a evitar la Inglaterra del siglo XV con personajes que ocupan la corona por la guerra o el asesinato del rey (su familia, los Trastámara lo hizo) y que se ven abocados a continuas revueltas y cortos reinados (y violentos).
De ahí (vista la endeblez de sus fuerzas) prefiere esperar a que Enrique IV muera para sucederle. De ahí que sus leyes fueran encaminadas a una paz social y económica que implicara el respeto (cuando no el miedo) del pueblo. De ahí su obsesión por unir las principales casas reales europeas para llegar a un concepto de unidad continental.

            A los 15 años…
El gran logro de Isabel fue llegar tan lejos siendo mujer en un mundo violento y machista, donde las mujeres, por muy reinas que fueran no eran mucho más que monedas de intercambio y paridoras de posibles reyes.
Las crónicas hablan de tenacidad, inteligencia, con vocación continua de aprendizaje y de nuevos descubrimientos, mezcla del nuevo humanismo proveniente de Italia y de valores morales tradicionales, capacidad de maniobra casi maquiavélica ya desde muy joven… Y de fe religiosa casi enfermiza.
Otras crónicas (como la del inefable Alfonso de Palencia, que creían en la maldad innata de las mujeres) critican que una mujer pueda llegar tan lejos y asumen que el rey de Castilla debe ser el mismo Fernando al no entender que una mujer se meta en política y hablan de maldad y de mentir para llegar donde hace falta… Eso le costó ser destituido como cronista de la corte.
De lo que no cabe duda, es que Isabel era una mujer dedicada a una idea política, a una fe… Y a sus hijos (tenía ella tanto como Fernando una arraigada vocación familiar). Catalina de Aragón (excelentemente representada en “Los Tudor”) es una excelente muestra de una digna hija suya, popular entre el pueblo inglés y capaz de ser la regente inglesa mientras Enrique VIII guerreaba con Francia. Todo esto sería difícil de entender sin la influencia ejercida en su niñez por Isabel, su madre, y su entorno portugués, y Beatriz de Bobadilla (en lo religioso) y la de sus educadores y luego asesores (Gonzalo Chacón y Gutierre de Cárdenas).

            Que asume sacrificios
El primero y esencial, ver destrozada su infancia y ser arrebatada de su madre (muchas veces se lo echó en cara por carta) y obligada a ir a vivir a la Corte por su hermanastro Enrique IV (influenciado por su esposa Juana). Y, luego, ya en la corte, tener que pasar casi de inmediato de la infancia a la madurez sin paso previo por la adolescencia. No se sabe (aquí se apunta la figura de Gonzalo de Córdoba) de amoríos, ni de otras amistades que no fuera algunas de sus damas de compañía. Sí se hace evidente la necesidad de mostrar esta quiebra, para aplicar una visión moderna al personaje y hacerla entendible a los espectadores. Incluso, como se apunta en las sinopsis, la posibilidad de un amor… Pero nunca llevado al paroxismo o la duda con respecto a sus verdaderos objetivos.
Al matrimonio con Fernando llegó virgen y, como queda apuntado más arriba, no se le conoció desliz alguno, ya que cuando Fernando estaba fuera, ella se hacía acompañar para dormir de criadas e hijas, para no dar pie a rumores.
De moral cristiana (y teniendo a Dios por principal ayuda: ya que a veces coincidía que lo que le pedía pasaba: ej. Muerte de Girón). Y de gran fijación con la familia, estaba muy cerca de Alfonso, su hermano… E incluso una de las grandes preocupaciones suyas es que nada le pasara, se llegara al concierto político que se llegara, a la vida de su hermanastro y rival, Enrique IV.

         Por suerte tiene unos cuantos amigos…
Desde su infancia, Beatriz Bobadilla, su madre, Fray Hernando de Talavera (su confesor) y, a nivel político, Gonzalo Chacón, antigua mano derecha de don Álvaro de Luna. Y es que nada se entiende sin la figura de don Álvaro de Luna (que aquí sólo aparece en los gritos de la demente madre de Isabel… gritos documentados, por cierto).
Hay datos que hablan de ello y que hay que contar de alguna manera. Con apenas tres años, su madre instiga a su padre (Juan II de Castilla) contra el que fuera su gran valido, gestor de intrigas criminales pero defensor –pese a ser noble- de una monarquía fuerte contra la nobleza ambiciosa y levantisca.
Fue el fin de don Álvaro, porque fue detenido y, pese a la promesa del rey de mantener vida y hacienda (le tenía un gran cariño porque don Álvaro cuidó de él y se granjeó desde niño), los nobles –esencialmente Pacheco-, aprovecharon para juzgarle rápidamente en un simulacro y ejecutarle.
Poesías de  los Manrique (Gómez y su sobrino Jorge) hablan de su dignidad ante la muerte, de la injusticia –que insinúan que mejor no hablar de ella por si acaso- y de la pérdida de un gran hombre.
Apenas unos años después, Juan II muere triste y diciendo textualmente que ojalá hubiera sido campesino antes que rey… E Isabel de Portugal (madre de Isabel) enloquece sintiéndose culpable de su muerte (de ahí los gritos) y de la de su marido al que amaba, cuando curiosamente fue Álvaro de Luna quien pactó la boda.
Resulta curioso que, inmediatamente, además de sus educadores religiosos, los tutores –y luego Contadores, Mayordomos y Embajadores- de Alfonso y (sobre todo Isabel), fueran Gutiérrez de Cárdenas y, por encima de todos, Gonzalo Chacón, miembros del círculo de don Álvaro (Gonzalo era su hombre de confianza y se le adjudica un libro hagiográfico del ejecutado).
Ellos, sobre todo Chacón (aunque no hay que olvidar que Cárdenas fue quien dijo “ése es” para presentarle a un desconocido Fernando) la acompañaron en esta fase de su vida más que nadie. La educaron en política, iban de excursión con los todavía niños infantes, llevaron sus cuentas, fueron embajadores ante Enrique IV y Juan II de Aragón (que se los ganó con sus regalos) en la negociación de su boda con Fernando…
La influencia es tan evidente y el modelo de política a emplear tan claro que, cuando llega a reina, Isabel no tarda en restituir la dignidad a don Álvaro y familia, recuperando sus restos y llevándolos (con todo lujo ornamental en su entorno) a la catedral de Toledo. Ésta es sin duda la clave del espíritu político de Isabel. Obviarla es no entender sus motivos, su educación su carácter marcado por un objetivo desde niña…
No está documentado, pero es brillante la opción de una gran amistad (que no sé si gran amor) con Gonzalo de Córdoba, luego el Gran Capitán. Baste con comprobar cómo, en cuanto muere Isabel, Fernando se deshace de él.

        Y unos cuantos enemigos.
Cualquiera y ninguno. Es evidente que el enemigo esencial es una nobleza levantisca, pero no dudará en pactar con algunos de los peores de ellos cuando haga falta (Pacheco y el mismo Carrillo). No duda en luchar contra los derechos reales de Juana La Beltraneja… pero acaba teniendo como aliado al supuesto padre de ésta (y mano derecha de su rival Enrique IV).
Beltrán de la Cueva, no desprecia la cultura árabe… pero finalizará la Reconquista. Su principal confesor y amigo (Fray Hernando de Talavera) la educó en el respeto a otras religiones y la hospitalidad al converso y firmó la expulsión de los judíos (que, en carta autógrafa, dice que “es idea de Fernando”). El mismo Fray Hernando era enemigo de fundar la Inquisición… y la fundó. Era una mujer de moralidad probada… Y no desechó a Fernando pese a tener dos hijos bastardos.  No era de misa diaria como su madre, pero casi… y apoyó la legalidad (y pago de impuestos) de la prostitución en toda Castilla.
En definitiva: si hubiera que hablar de enemigos en un primer bloque serían la nobleza más levantisca (Pacheco), Juana –que teme por que su hija no sea la reina- y el propio Enrique IV con el que pacta siempre que puede… y que debe)… Pero Isabel era una mujer pragmática que no dudaba en utilizar el doble juego, astuta y bien asesorada que prefería la grandeza del objetivo que perderse en pequeñas escaramuzas… aunque eso le conlleve un sacrificio personal o moral.

         Que vive en una época parecida a la nuestra…
Estamos ante el resurgir de Castilla como motor de unificación. Aragón está más debilitado que nunca con una eterna batalla en Catalunya. Pese a los brotes de peste, no es de la gravedad del siglo anterior… Pero una enfermedad tan terrible ha dualizado la moral del momento en dos vías: por un lado la ultra-religiosa, por otra la del “carpe diem”.
La primera mitad del reinado de Enrique IV es económicamente muy positiva, pero luego, las luchas de poder llevan al deterioro total de la situación y a una continua fragmentación. Andalucía sigue en poder árabe. Los judíos (conversos o no) llevan tiempo denigrados, temerosos algunos de que su riqueza e ingenio pueda suponer el advenimiento de una nueva casta burguesa, que en España (o lo que era antes de llamarse así) los nobles nunca dejaron que eclosionase. Pronto llegaría el gran drama de su expulsión.
En cultura, el Renacimiento triunfa en Italia, olvidando a Dios como medida de todas las cosas y sustituyéndolo por el hombre. Como luego pasara con las ideas ilustradas, en la Península Ibérica, las nuevas ideas pasan con cuentagotas… pero pasan y se empieza a forjar la semilla de una cultura que daría lugar tiempo después al Siglo de Oro, si bien la religiosidad y la fuerza de la Iglesia y de una nobleza más belicista que culta no siempre lo ponían fácil.
Isabel fue especialmente abierta a la cultura, como lo era su padre y siempre gusta estar cercana a escritores.
No se trata de contar detalladamente todo esto… pero si no se esboza ni siquiera como paisaje de fondo, nada funcionará. Porque sin la vida cotidiana, la expresión de una época, no se puede entender lo que supone Isabel la Católica.

         Y con un objetivo adelantado a su tiempo.
El objetivo no es otro que  “Isabel” muestre, sin perderse en anécdotas inventadas, la personalidad de un personaje tan especial en nuestra Historia como Isabel la Católica, sus evidentes logros y también sus medidas más criticables. No ha de ser una hagiografía acrítica (Claudio o el Enrique VIII de los Tudor son un buen ejemplo, insisto, de lo contrario.), pero sí hay que justificar en los hechos y en el desarrollo de la personalidad del personaje las razones de sus actuaciones para hacerlas entendibles.
El objetivo es entretener y contar, con una mirada moderna, la historia de una mujer adelantada a su tiempo, capaz de vencer a la nobleza y generar un estado donde antes había reinos desmembrados (en Europa: Alemania o Italia, hubo que esperar al siglo XIX para eso), motor del Descubrimiento de un nuevo continente…
Es mostrar al público, a su vez,  la historia de su dolor por ser arrebatada de los brazos de su madre (a la que visitó constantemente mientras vivió), de una adolescente que no pudo llegar a serlo, de  sus dudas, de su sacrificio…
Y esta parte de la narración (que abarca hasta sus 23 primeros años) es la clave esencial para mostrar cómo a través de su intuición, su educación, las influencias que recibe… una niña de apenas 16 años debe tomar decisiones que habrían de marcar su vida y la de lo que luego se ha llamado España.



Javier Olivares es historiador y guionista. Creador de la serie Isabel

2 comentarios:

Paula de Anda Vargas dijo...

Hola señor El Inquilino. Quizá le moleste que le escriba un comentario totalmente ajeno a esta publicación, pero es la más nueva de su blog y así me aseguro que leerá mi comentario. Disculpe que mi ingenio no me alcanzó para alcanzarlo por otros canales.

Mi cuestión es la siguiente:

Estudié Lic. en Periodismo en el Tec de Monterrey. Lo mío es la escritura. Me gusta escribir piezas periodísticas pero la ficción también me atrae mucho, especialmente porque allí no tengo que estar lidiando con la (a veces poquísima) disponibilidad de las fuentes, y porque en la ficción puedes de pronto matar a algún personaje, enfermarlo, definir su rumbo, cosa que en el periodismo es imposible. Así que llevo varios años escribiendo cuentos, poemas y he terminado dos novelas. Me gusta mucho el cine. Lo que más me gusta del cine es que es más digerible que la literatura; es más fácil que alguien gaste 2 horas de su vida en ver una película a que alguien gaste 20 en leer una novela (especialmente en un país como México donde nadie [ni siquiera quienes se jactan de hacerlo, como nuestro Presidente] lee. Por eso tengo la inquietud de estudiar guionismo.

He checado la página web del CCC para revisar su proceso de admisión. Ya lo leí, también leí su reglamento, aunque en la página no encuentro lo que usted tal vez sí pueda decirme (no sé si esto sea hacer trampa), es decir, ¿en qué consiste el examen? ¿Cuáles son los criterios del consejo que determina quién entra y quién no? ¿De qué se trata cada una de las etapas? ¿Qué consejos le daría a alguien como yo (licenciada en periodismo, 25 años, sudcaliforniana, le gusta escribir pero no sabe casi nada de guionismo, nunca ha escrito un guion) para entrar al curso de guionismo del CCC?

Muchas gracias, señor El Inquilino Guionista.

El inquilino dijo...

Hola Paula, gracias por leernos! Lo primero es decir que no soy un señor, jaja, apenas tengo unos años más que tú... Lo segundo, y ya intentado responder a tus preguntas,es que el examen del ccc cada año cambia, pero básicamente son 2 pruebas: una en la que se vea tu capacidad para escribir y analizar un texto y/o una peli, además en la que se vea tu talento para inventar una historia a partir de una foto y/o reescribiendo la escena de una peli, y si pasas ese examen, la segunda prueba es una entrevista personal donde hables de ti y tus sinceras motivaciones (eso ya me lo escribiste en este comentario, así que ya lo tienes...) Los criterios de selección cambian cada año pues son grupales. Si ese año entras en la idea del grupo que quieren formar, es más fácil que entres, si no, no... Y qué consejo? Que vengas al DF, que escribas, que hagas talleres de guión, que aprendas actuación pues un guión se escribe para actores, y sobre todo, que tengas paciencia, pues hacerse un hueco cuesta mucho tiempo y trabajo. Ah, por cierto, México es un país cinéfilo porque su cultura es muy visual (recuerda los códices), y en que se lee poco porque hay millones de analfabetos, por desgracia, ésa es la razón... Espero haberte sido de ayuda, para cualquier cosa te recomiendo que nos sigas en FB, ahí tenemos actividad diaria. :D

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