viernes, 17 de enero de 2014

Lo que aprendí sobre nosotr*s, l*s guionistas

Lo primero que aprendí es que a la primera persona a la que debes complacer cuando escribes es a ti mismo. Luego, conforme fui creciendo me di cuenta que en todo, o sea, en todo-todo-todo, existe el germen de una idea. Sin embargo, hay muchas ideas que necesitan de otras ideas para germinar y desarrollarse, a eso se le conoce comúnmente como narración.

            ¿Muchas veces todo lo que uno escribe es una porquería? Sí. De hecho, con el transcurrir de los años la pelea es contra la suciedad de escritos: la papelera llena de papeles ayudaba a nuestros antecesores a darse cuenta de ello; hoy en día, la autocorrección del Word nos hace más vanidosos que escritores.
            Ya de mayor, aprendí de otr*s escritor*s (sobre todo de l*s buen*s), que hablar de mi trabajo podía llegar a ser peligroso. Y no hablo de envidias o de plagios, hablo de que a la madre no le gusta que hablen de su hijo, me refiero a que el que tiene un perro prefiere que los demás se callen la opinión que poseen sobre su mascota, quiero decir que el que ostenta un flamante auto, como se lo toquen se prende.
            Muchos años de hallarme perdido en la realidad que me circundaba, necesité para aprender que son los ojos el órgano más importante para un escritor. En especial, los ojos de la imaginación. Y que los recursos literarios y cinematográficos eran los mismos que me iban a hacer valioso como guionista, si es que un día me convencía de poder serlo.
            Tras el conocimiento de drogas, alcoholes y estaciones emocionales en las que la noche y la lluvia me acompañaban embriagándome de Poe y de lecturas, descubrí que la mejor amiga de cualquier escritor, era su libreta. Por eso tuve y tengo varias, y espero jamás olvidar todos sus gratos favores y así corresponderlas guardándolas para siempre, salvándolas del fuego, el agua y el desperdicio.
            Tuve que invertir años de estudios, universidades, viajes y trabajos mal pagados que costeaban más libros, mucho teatro y más cine, para poder afirmar lo siguiente: Lo que hace difícil escribir sobre el arte de escribir, es la imposibilidad de establecer reglas… Aunque se establezcan continuamente, acaban siendo un chiste olvidable para aquéllos que conocen a libertad.
            Y después de pasar momentos de escalofríos ocultando lo poco que me fío de Aristóteles, puedo al fin ahora salir de clóset gracias a la edad, y asegurar que hablar de presentación de personajes es una tontería. Los personajes se traman, no se dejan de presentar nunca, ni si quiera a final, ni si quiera cuando ya están en la mente del lector y/o espectador, formando parte de su cultura o de su papelera mental de reciclaje.
            ¿Cada fracaso enseña algo al guionista? Sí. Para empezar enseña que uno no deja de fracasar en este oficio, que de fracaso en fracaso vamos llenando un saco que contendrá nuestra riqueza moral, nuestra fortaleza y nuestra vida. Y que la relación entre venta y talento es como el negocio, una mera negación del ocio, y el ocio es algo primordial para el escritor; en ese punto nadie se halla en desacuerdo.
            Una de las mayores conclusiones a las que he llegado es que para sobrevivir como guionista o eres optimista o te inventas que eres optimista. O lo eres, o lo eres. Llorar en público es imperdonable y las más de las veces, de mal gusto. La otra mayor conclusión (más fría y devastadora) a la que algún día llegué o llegaré, es que lo mejor, en cualquier caso, es no escribir nada hasta que ardas en deseos de contar. No ocurre lo mismo con el sexo.
            ¿La materia prima del* escritor* son sus propias emociones? Por su puesto. Y hay tantas y tan dispares como personas en el mundo.  ¿Es el peor enemigo del guionista trabajador, el ruido? No sólo del guionista, sino del poeta, del novelista, del bibliotecario, del editor, del actor, de cualquier persona que realice una labor en la que la concentración sea la llave del parnaso creativo.
¿Es el mejor amigo del guionista la soledad cuando está escribiendo? Esa pregunta ya está implícita en el párrafo anterior.
            Tardé años, muchos, en admitir que l*s guionistas tenemos un caparazón del que intentamos en vano y durante toda la vida, desprendernos; que somos un poco gente con problemas, que para los demás estamos medio chalados, que nos ven como egocéntricos a los que nadie soporta, y que sólo está orgullosa de nosotr*s, nuestra santa madre.
            Después de tres o cuatro personas a las que puedo considerar maestros y cuya influencia fue decisiva para mi oficio, he llegado a la conclusión que somos iguales y meritocráticos l*s guionistas, siempre y cuando nos admiremos. O sea, prácticamente nunca. Eso no significa que la lógica de la unión, provoque en nosotros la fuerza; la misma fuerza y energía que posee un nido de ratas o un enjambre de arañas y cucarachas. Vamos con ella, con la oscuridad.
Y para terminar, siento dar el peor aprendizaje de todos los que haya podido tener hasta el momento: ¿Hay algún secreto para alcanzar el éxito escribiendo? No.
Bienaventurado el guionista, que ama a su obra como a sí mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace casi tres años que voy leyendo y siguiendo los cambios de este blog. Creo que son para bien. Ahora yo no sé ni cuántos seguidores tenga o visitas, pero puedo decir que han aumentado y supongo que es por esa dedicación de los que participan.
Y sí, sin ser guionista creo que aprendo de ellos, los guionistas. Quizá no en la escritura, pero lo llevo a la práctica en las cosas que hago (que en principio siempre inicia el viaje con la historia del guionista o dramaturgo). Me emociona leer este artículo, y mucho, está vivo. Sé que yo no seré guionista, vaya, eso lo dejo para quienes lo saben hacer o es su vida, sin embargo, casi tres años después de leer este blog, he de confesar que incluso a mí me motivó a escribir, no sólo mis diarios jaja, y eso lo agradezco infinitamente.
Gracias por el espacio, tanto para las personas que preferimos este tipo de artículos, como los otros que abren posibilidades y puertos para los guionistas.
Un abrazo, un lector de hace algún tipo...

El inquilino dijo...

Nos alegra mucho que te sigamos gustando. :)

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