Puntualizado este concepto narrativo que llega a estar hasta manoseado por la comunidad guionística de los 5 continentes, hay que aclarar que el objetivo de tal estudio era analizar todo este tema empíricamente por vez primera, descubriendo qué arcos dramáticos le iban mejor a cada tipo de historia. Como es de suponer, con esa información podemos jugar muy bien como guionistas, incluso llegar a contradecir y sorprender lo que espera el general de los espectadores al degustar un género en particular de cine, por ejemplo.
Y antes de entrar en los 6 arcos en sí, como es normal debemos ser conscientes que la sombra de Aristóteles en nuestro oficio es larga, larga… Y nos cubre a tod*s. Lo bueno es que tras conocer esta revelación digital sobre nuestro quehacer, dicha información la podremos aplicar en la escritura, pero después claro está, de haberla comprobado y cotejado con las películas que vemos como buenos cinéfilos que somos. Vamos allá.
1. De la riqueza a la pobreza. O lo que es lo mismo, la caída en desgracia: una caída contínua emocional. Y el primer guion que nos viene a la escritura es “Blue Jazmin”, del maestro Woody Allen. En una escala de emociones de 1 al 10, el personaje de este arco dramático empieza en el 8, bien alto, y así se mantiene hasta el minuto 10 del guion (en un guion de 90 páginas más o menos). Pero poco a poco, las emociones del personaje van cayendo un punto (7) hasta llegar al minuto 40, o sea, poco antes de la mitad o punto medio, donde “mágicamente” vuelve a subir al 8 hasta que en el minuto 55 emprende el descenso en picado casi total (digamos hasta el 2 de nuestra escala de emociones) para subir hasta el 3 en los últimos minutos de su historia. ¿Nada mal, verdad?
2. De la pobreza a la riqueza: un subidón de adrenalina y esperanza. Y la película que aparece entre nosotr*s es: The Shawshank Redemption o Cadena perpetua, o Sueño de fuga o Sueños de libertad o Escape a la libertad, cuyo guion de Frank Darabont está basado en una novela corta del maestro Stephen King. El personaje de este arco dramático empieza con una emoción del 3,5 más o menos y se mantiene chispeante pero sin mejorar hasta el minuto 15 o así, donde sin dejar de vibrar tiene un pico hasta el 4 en el minuto o página 35, pero empieza a descender de nuevo hasta el 3 llegando así al punto medio, donde comienza a ascender en sus emociones positivas hasta llegar al 7 que coincide con el clímax de la historia. Tras ello desciende hasta el 6 y the end, como la vida misma. Ojalá.
3. Edipo: cae, se levanta y vuelve a caer. Por ejemplo: Bastardos sin Gloria, del maestro Tarantino, ¿a que no se la esperaban? Este es uno de los arcos dramáticos más usados… pura montaña rusa y un huracán de emociones. ¿Será también el arco dramático más deseado cuando decimos que nos gustaría que nuestra vida fuera una película? No creo. Aquí el héroe o heroína empieza con una emoción del 8,5 más o menos. Pero en la página 10 empieza a descender o empeorar sin remedio hasta la página 45 donde se queda con un 3 palpitando en su corazón. Suerte que ahora viene el ascenso paulatino hasta el clímax agridulce que lo deja en un 5,15, digamos. Para luego descender hasta un 4,5 arribando sin pena ni gloria hasta la imagen de cierre. Sin ojos, como Edipo.
4. Cenicienta: subida emocional, caída sentimental, promesa, esperanza y final feliz. Un ejemplo que nos da gusto mencionar es la Academia Rushmore también titulada Tres son multitud. Película escrita por Wes Anderson y Owen Wilson, uno de los dúos más jugosos que ha dado la factoría Hollywood. Si no te emocionas ni te ríes con sus seis manos escribiendo un menú cómico/dramático como este, no lo harás con las manos de nadie. La emoción con la que se empieza, la inseguridad en uno mismo, se sitúa en un 4 y así se mantiene hasta la página 9, pero a partir de ahí y hasta la mitad o un poco antes, sube hasta el punto 7 de nuestro emociómetro. Sin embargo empieza a descender como una ladera picada hasta el clímax de la tensión dramática generada al ampliar la premisa, para quedarse en un 3,15. Luego, inevitablemente empieza a ascender de modo inestable hasta el 4,15, ya con la lección aprendida y encaminado hacia un final feliz; aunque esto suene a juicio emocional de nuestra parte.
5. El hombre (o la mujer) en un agujero. Cae y sube. Este fuerte torrente de emociones es el más utilizado en thrillers de acción, aventuras y terror. Y es bueno conocer qué pasa por las entrañas emotivas de nuestros personajes que lejos de llevarlos a la locura, el drama que les sucede les lleva a emprender la acción y/o la venganza a golpes. Un ejemplo contundente (y por otro lado bastante usado) es Die Hard, o Duro de matar o la Jungla de Cristal, escrita por Steve de Souza y Jeb Stuart y basada en la novela Nothing Lasts Forever (Nada dura para siempre, o sea, cae y sube) del año maravilloso de 1979 y escrita por Roderick Thorp. El personaje empieza realmente emocionado con un 8,15. Pero sin poder evitarlo desciende lentamente pero poco, hasta la página 20, antes de la transición al segundo acto, posicionándose en un 8. De ahí en adelante, empieza a descender hasta el anti-clímax del guion que lo deja por los suelos en su corazoncito con un 2,7, hecho una miseria de personaje. Por suerte, todo mejora y poco a poco llega al 4,15 viento en popa hasta el final. Jodida pero contenta, tú.
6. Ícaro. Ya saben, el personaje que juega a ser dios y toma las alas para subir al cielo pero al llegar a la luz las alas se derriten y el héroe o heroína cae sin remedio. Estas emociones dan buenos dramas oscuros, o lo que es lo mismo, otra vez Brad Pitt en esta lista: Seven. Película escrita por Andrew Kevin Walker (quien obtuvo una nominación al premio BAFTA al mejor guion original). Mezcla de cine negro, suspenso psicológico y buddy movie, ¿se nota que somos fans? Aquí el personaje empieza en el 3, parece que quiere ir hacia arriba pero tiene un bache que lo baja un poco entre la página 8 ó 10, y ya definitivamente en la transición al segundo acto emprende el vuelo emocional hasta llegar al 7,5 más o menos, justo en el anti-clímax de la historia o transición al último acto. Tras ello, cae y cae hasta llegar al 3,9 del final. Si lo vemos de modo positivo el final es feliz, atraparon al malo.
¿Qué piensan, los van a aplicar en sus próximos guiones? Bienvenidos comentarios.
2 comentarios:
Creo que es fácil uno perderse pensando en los eventos y dejar de lado las emociones del personaje. Esta serían algunas preguntas que me haría antes de planear una escena o corregirla: ¿En qué momento del arco está mi personaje?¿Qué puntaje emocional debería tener?¿Es la acción acorde a este momento?
Así es, Mauricio. Casi siempre pensamos en la trama y olvidemos el interior, la profundidad, la emoción. Y a fin de cuentas la emoción es lo que queda en el espectador en truculenta danza consigo mismo.
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