sábado, 15 de enero de 2011

Escupitajo de guión


Si uno no se queda tonto, lo toman por tonto, que es peor. En un guión el payaso es el que hace reír al público, es la víctima o el inocente hacedor del quidprocuo, tomando una cosa por otra. En la vida el idiota es al que le toman el pelo, del que se aprovechan, el pito del sereno como decía mi abuela.

A uno lo timan, con una sonrisa en la boca y haciéndose wey. Como TL, como su hermano AL, como tantos otros “miseria y compañía” que pueblan las calles y la industria cinematográfica mexicana. Y si la denominamos cutre y chafa, de seguro es por ese par de engendros y sus cuates juniors de baja estofa, de sudorosa calaña. 
          Si no fuera porque la última palabra la tiene el público, ese dios invisible unas veces, ese terco de a pie otras, esta profesión sería un infierno, una condena en vida. Una puta mierda donde las groserías, en el mejor de los casos, son flores nacidas del fango laboral que miran el cielo defeño carente de estrellas, y apuntalado de smog. Si no fuera por esas flores malditas ni dios nos salvaría, reventaríamos. Parece que hablo del opio, pero no, hablo de la esperanza aunque quieran truncárnosla en desidia.

          A uno lo toman por tonto porque se deja, dicen muchos. Yo personalmente no me dejo, pero ¿qué hago? ¿Les parto la cara, les prendo fuego al carro? No tengo talante de mafioso pese a los miles o millones de ellos que me rodean. No todo lo malo se pega. Con un par de insultos (uno cree que bien colocados, a tiempo y con tino) y con hablar mal de ellos hasta que uno se canse, me doy, nos damos, uno se da por ¿satisfecho? Ja! Ahora soy tonto riéndose de tonto, o sea, riéndome de mí por pensar que la palabra canaliza el coraje. Perro come perro.
         Mal pagadores, mentirosos, mediocres, y encima a veces con poder (o sin él), da lo mismo. La cerrazón mental no entiende de edades ni clases sociales, y el único papel que representa la empatía, es el de limpiar esa parte trasera que todo ser viviente tiene, y echarse luego al escusado.

         Siguiente paso: ataques y defensas. Varios contra uno, mierda. Y cuando alguien sólo se defiende o ataca, olvida los modos y las sutilezas, olvida los puntos en común con el otro, olvida las preguntas que quedan sin respuesta, y al final acabas diciendo 
“cara sapo, escupe a otro y déjame en paz”.
        No me arrepiento de mi tensión elevada, pero siempre vuelvo a componer en mi cabecita el rompecabezas de lo que dejé atrás, es la función flashback de este blog y por extensión, de todo el arte. Los fantasmas del pasado acaban danzando al ritmo de la batuta que les marca uno desde el presente. Y con suerte, la flauta de nuestra voz interior los aleja como ratas de cloaca.

        Mal que pese a muchos, o a todos, frente al miedo siempre nos quedará confiar en la Era de Acuario, y así cambiar a marchas forzadas el trato, el maltrato que se da actualmente a los guionistas por parte de los viejos colmillos. Y también por parte de jóvenes jorobados de tanto ver a los demás desde su supuesta altura. ¿Moral, económica? Ellos sabrán.

       Siguiente paso: depresión. A chingar a su madre, ojalá te mueras u ojalá lo haga yo. Menudo final para un guión. Y encima los guiones se olvidan, por eso se repiten.

       Tendrás que volver a nacer para ser mi amigo.

      ¿Qué nos impulsa a tratarnos mal unos a otros? El miedo. Sobre todo el miedo al fracaso. Y también ese miedo al chisme, esas ganas de insuflar temor inventando cosas que nunca sucedieron. Esa impotencia frente a lo que se escapa fuera de su control, léase, el poder que ejerce el guionista sobre el guión. 
       Ley, represión, castigo, y el guionista rebelde (hasta los que se bajan los pantalones por necesidad lo son) que se niega a ello. Pero ojo, cuando un guionista encuentra un director o un productor de talento, aparte de que eso lo capta el guionista a la primera, es una gozada aprender de éste, es una suerte tener “un jefe” que enriquezca el trabajo de escribir. Y si no es así, huevos, y que lo escriban ellos. Basura es lo que más hay en este mundo y en el espacio que circunda al Planeta Tierra también. No hay nada nuevo bajo el sol, sólo todo está más sucio cada día. Comida basura, relaciones laborales basura, contenidos y guiones basura no iban a ser la excepción.

      Me consta, los facciosos del pensamiento (que no los tontos de la palabra como yo) condenarán y envidiarán siempre al generoso creativo y guionista. ¿Y cómo? Subyugándolo a su monopolio audiovisual, cinematográfico y televisivo. Haciéndolo pasar por su estrecho aro mental, apretándole los testículos con los cuatro pesos que les pagan, eso en el caso de que sí nos paguen. 
      Suerte que de momento -y recemos para que esto no cambie-, nos queda internet y su gratuidad desinteresada. La gente es buena, en general, y los oligárquicos se aprovechan de ello. Qué cómodo es para la minoría mantener a la audiencia sometida, sobre todo la mexicana, que no tiene ni para comer. 
      Y cuando el estómago se halla vacío, la cabeza funciona a trompicones. Y a los otros, los que sí comen bien, los que sí comemos bien, qué triste destino nos espera sometidos a su máxima televisiva (y palpable) del consume y calla, ¡carajo! 
      México lindo y querido, mudo y embarnecido hasta que reviente y se extinga, aquí al ladrón le llaman “Don”, y al justo “pinche pendejo”. Mi depresión, toma tintes de cabreo y coraje. La única solución es mudar un cerebro por otro, una actitud por otra, un paradigma por otro. En una palabra (y es palabra de guionista) cambiar. Y dejemos de peinar el aire, porque es la opción más precaria a la que podamos optar.

      Los escandalosos beneficios de unos pocos a los que no les importa ni la cultura ni el buen entretenimiento, tienen los días contados. O eso me gusta pensar ahora.

      Y para cerrar, lo que siempre dijo mi abuela: hay que cuidarse más de la envidia en manos de un idiota (en este caso no soy yo sino los hermanos TL y AL) que del odio en manos de un inteligente.

      Seguro que mi amigo RGB tras haber leído todo El tiempo perdido de Proust, no entiende nada de lo que aquí hablo, y no le faltan motivos.  
¿Quién quiere leer mamadas que salen de la rabia y la impotencia de un pinche gachupín un sábado en la mañana? Mejor sigamos navegando y feisbuqueando sin pensar demasiado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro a él le gustaba la trova teta y ella no quitaba la teta de a boca de él, si él se dejara, pues son hermanos, no? Pinches wannabees todos, jajaj.. una bomba es lo que les tiene que explotar en la cara a la mayoría de mamones que puebvlan kla ciudad de méxico.. sé quiénes hablas inquilino, y de verdad que son gentuza, cómo acabaste con ellos? mucha jammbre debes de tener.

Anónimo dijo...

"UN GRAN PODER IMPLICA UNA GRAN RESPONSABILIDAD" (Tío Ben en Spiderman)

Anónimo dijo...

Muy bien despachado, ¿Ya toca pasar a otra cosa, no Inquilino?

Anónimo dijo...

no creo que haya sido agresivo, fue del momento como expones al final y es que ese tipo d epersonas existen y es lamentable que sean quienes tengan poder y eso se imponga sobre el talento... y mantengo la misma esperanza de que sus días estén contados y que los nuestros comiencen a notarse...
RGB

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