viernes, 14 de octubre de 2011

Breves 6

El guionista rutinario
(O cómo acabamos haciendo siempre lo mismo, e ir al cine se ha convertido en una rutina más a la hora de acudir a la plaza comercial los fines de semana, a consumir).

Conclusión: quédate en casa, descarga una película de internet, vela con tu novia o novio y folla, o vela con tus amigos y así acabas borracho, pacheco o peleado. Porque lo que hacen en el cine compadre, apesta (nueve de cada diez veces).
Hace tiempo, un anónimo me posteó este comentario:
Anónimo dijo...Con respecto a lo que buscan los estudios, "lo mismo pero diferente". Se puede decir que funciona porque se basan en la experiencia, pero no hacen más que vendernos lo mismo de siempre e ir al cine se vuelve una actividad rutinaria, ya no es la misma emoción de antes de esperarte más de 1 mes para ver una película, solo vas y escoges la película que se ve menos mala y desde el inicio puedes deducir en qué termina.
Cosas que habrás oído de nosotr*s, l*s guionistas, en tu corta (o larga) carrera
Que estamos loc*s de atar. De frenopático perdí*s. Turuletos y letas, majaros y majaretas. Y tienen razón. Es mejor tener la camisa de fuerza preparada en el closet, que insistir en que los locos son los demás. A fin de cuentas ellos son mayoría y si verdaderamente están locos como nosotros sabemos, mejor no contradecirlos: si nos acusan de locos a los guionistas, apechuguemos con el sanbenito.
                Que somos unos borrachos. Bueno, eso viviendo en México, donde hasta el presi es un beodo pre doble A, no debería ni ser sorpresa ni asustar a nadie.
                Que no ligamos. Ligar sí, pero consumar el acto, fatal. Somos como el torero que no estoca al final de la faena. Y la verdad, esto se debe a que somos unos románticos de corte nervioso e inseguro.  Pero amamos. Somos mejores enamorados que cualquier personaje de comedia romántica que podamos escribir nunca. Enamorados, sí, y no sólo de nosotr*s mism*s.
                Que somos insomnes. Medio mentira, porque lo que de verdad nos encanta es trasnochar, ir al encuentro de la fiesta, luego dormir y levantarnos bastante tarde. Eso por lo regular una media de cuatro noches a la semana. Debido a ello, jamás podremos trabajar en agencias de publicidad ni oficinas, porque nos encanta mamar las tetas del cine y su mala vida.
                Que somos unos friquis. Que todo lo que decimos es mentira. Que nos creemos graciosos. Que los guiones se escriben entre todo el equipo. Que no dejamos hablar. Que somos unos falsos. ¿Es tan difícil entender que nos desquiciamos por ustedes, compañer*s y televidentes?
                Que cobramos mal, otra mentira. O no cobramos o cobramos mucho, sin punto medio. Hacemos esto porque nos encanta, o si no fuera así ni dios lo soportaría. Qué forma tan banal de perder la vida me digo tantas veces, supongo que como cualquier otra de las miles que hay.
                Que hay que darnos siempre la razón, que hay que saber tratarnos, que nos enojamos fácilmente como fácilmente somos prescindibles; siempre cambiables pero nunca coleccionables.
                Oigas lo que haigas oío, ¡A nosotros con tópicos! Ja.

El guionista copista
Trámites formales:
Desde que la venta de formatos se transformó en una actividad importante en la industria televisiva, comenzó a registrarse un fenómeno inédito en el mundo de la cultura: los creadores empezaron a buscar ideas originales con el objetivo deliberado de que alguien las copie. Este deseo de ser imitado tiene una motivación importante: la imitación en cuestión conlleva a $$una transacción económica$$, con la cual el productor –y, en mucho menor medida, el creador-, ganan dinero.”
“En Uruguay, la posibilidad de crear formatos para venderlos al exterior tiene encandilados a buena parte de los productores, y también a más de un creador. Y este fenómeno se da a tal extremo que son muchos quienes pretenden saltarse un paso que a primera vista parecería ser indispensable: producir esa idea en la televisión del país en el que fue concebida.
“El motivo por el cual los productores desean evitar el trámite formal de llevar la idea a las pantallas locales seguramente es que producir programas televisivos en Uruguay es muy difícil: los canales privados componen una buena parte de su programación –y sobre todo los horarios centrales –con programas extranjeros, y los recursos para la televisión pública son bastante escasos. Si a esto se le suma que  las cifras que se manejan a nivel internacional por la venta de formatos son bastante abultadas para el medio local, no es raro que esta actividad se haya transformado en una especie de obsesión para los productores.”
“Pero esta obsesión trasciende el ámbito privado; también las autoridades gubernamentales consideran que la venta de formatos es uno de los principales objetivos de la industria televisiva, y esta actividad se menciona con más frecuencia que la necesidad de tener una televisión de calidad. Esta postura de las autoridades es bastante cuestionable, porque en este caso, promover la generación de ideas para que integren la programación de los canales uruguayos -y no solamente para ganar dinero con ventas al exterior-, es una responsabilidad.”
La gran pregunta que surge a partir de esta situación es: ¿Se puede montar una industria de generación de formatos televisivos que se salte el paso de producir dichos formatos para la televisión local? La respuesta hasta ahora parece ser negativa, porque prácticamente no se han registrado casos de ventas de formatos. Pero si esto llegara a ocurrir, sería una lástima que los recursos intelectuales y materiales de un país se destinaran exclusivamente a generar ideas para que otros las copien, y no para compartirlas con los televidentes locales.”
Marcos Morón Guionista Uruguayo y ex alumno añejo del Centro de Capacitación Cinematográfica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema yo lo veo en el contenido que se busca, siempre me parecerá bueno fomentar de cualquier forma el ingenio, pero reproducir y reproducir los contenidos...es aburrido. Siquiendo un poco el comentario sobre ir al cine, pues ya cae en el consumidor, el espectador que sigue queriendo ver y ver la misma mierda. No te gusta lo que hay en cartelera, no vayas al cine! Que se caigan todos los exhibidores y los distribuidores más, jjjaaa!

El inquilino dijo...

Que se caiga el mundo, y a mí ni me despierten. Saludos, compañer@.

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