Mercado de guión

Que hablar de dinero entre guionistas es una diaria realidad, no es ningún secreto. Que muchos de los manuales de guión que se editan hablan de cómo vender tu guión, es vox populi. Entonces, ¿qué pasa que hay much*s de nosotr*s a los que no nos compran nada?

            La principal causa de no ganar dinero siendo guionista es que no trabajas, o que trabajas gratis, bajándote los pantalones y admitiendo que esa negra suerte (con perdón de los negros) te ha caído a ti cual desgracia encima. Y no sabes cómo zafarte de ella, ¿verdad? Pues bien, atiende al secreto: para no trabajar gratis lo que se debe hacer es: no trabajar gratis, nunca. Parece fácil, más fácil que salir de pobre ya es.

            Un buen tip a conocer es saber que en la industria, sea pequeña o sea grande, los agentes y productores se suelen leer tratamientos, no guiones. Y un tratamiento oscila entre una página y 25. Esto es el primer paso para hacer que tu historia llegue a un número más elevado de posibles interesados, “no escribirla, tratarla”. El tratamiento sirve para captar la atención del comprador, y hacer que éste pida más.

            Si quieres aprender cómo se hace un tratamiento más o menos profesional en Jalibud, checa esta página, es un buen resumen del libro Escribiendo tratamientos que vendan. Pero no te olvides luego, adquirir el siguiente libro, (claro está, siendo gringo debía tener truco), titulado: Escribiendo guiones que vendan.

            Volviendo a la importancia del tema del dinero y el mercado en el ámbito guionístico, espero con ansia el día que tengamos en Iberoamércia algo llamado un SALARIO DE GUIONISTA digno, con su historia y todo, porque en el mundo anglosajón hace rato que lo tienen y hasta en la Wikipedia encuentras un artículo al respecto donde hay muchos datos curiosos, como por ejemplo las cantidades que se pagaron por los guiones importantes desde que el cine es cine. Aquí.

             Otro apoyo para vender tu historia es el conocido pitching, del que en este tu blog te hablamos en su momento. Acullá. Y del que también hay muchos libros al respecto, cómo no: Ten minutes to the pitch. Foto y resumen. O más chingón: en sesenta segundos como nos propone Michael Hauge, recientemente presente por aquí…

        Lo que está claro, es que hablamos mucho de vender o no vender nuestro pescado. Y cual soñadores, ése es uno de nuestros más importantes deseos. ¿Gris? Si es para el cine, nunca se es gris. Si te interesa todo lo relacionado al mercado de guiones del vecino del norte, adquiere cada año la guía Screenwriter's & Playwright's Market o suscríbete al writersmarket.com donde encontrarás todos los datos y noticias actuales del mercado para escritores.  
       Pero, y conociendo tantos libros y cosas pa’ayudar a vender algo, ¿qué pasa conmigo que sigo tan pobre?
      Hace poco me dijo un amigo y socio cercano que como no cambiara de actitud, iba a ser como aquel guionista que ha escrito un montón de pelis, pero que sigue pobre a los cincuenta años. :S ¿Se refería a que fuera más dócil? No sé, sólo recuerdo que me dijo: hay mucha gente que estaría dispuesta a ayudarte y por cosas que dices no lo hacen… ups. ¿Será…o será puro chisme?

            Sea como fuere, aquí estamos para ayudar a los demás, y además, gratis. Ejemplo de ello es este mail que acabo de recibir... ¡y con el que trabajaré en el próximo artículo! Hasta pronto.

“Hola estimado Inquilino Guionista. Espero que este mail te encuentre bien. He estado siguiendo su blog y he visto que a veces hablas del tema de los guionistas que revisan los guiones de otros y les pagan por eso. Me refiero a los elegantemente llamados scriptdoctor.
Pues resulta que por primera vez ha caído en mis manos la oportunidad de hacer un trabajillo de esos, y digo trabajillo porque de amable he leído cuentos, novelas y sí: guiones de sendas 130 páginas de amigos. Evidentemente amigos del alma, de esos que uno quiere que progresen y que si es así, pues en parte será por culpa de uno.
El caso es que en esta ocasión me han agarrado como quien dice con los calzones abajo pues alguien me ha ofrecido hacerle profesionalmente un scripdoctor a su aparentemente moribundo guión. Y me agarró con los calzones abajo porque dije que sí al instante que me dijo que me pagaría sin ni siquiera saber de cuánto sería el monto. Obvio, no es un amigo del alma. Por lo tanto ya he sacado cuentas y me digo que si leyendo su guión de 123 páginas me demoro unas 2 horas de leída rápida y unas 4 ó 6 más de lectura más reflexiva, puedo cobrar alrededor de 500 usd con opiniones agudas como considero es mi trabajo.
Pero ahora que lo pienso y por la rapidez que aceptó mi cliente sospecho que cobré mucho menos de lo que debía cobrar o, me temo, espera que yo haga algo más de lo que creo debe ser... y se me viene a la mente que quizá por esos 500 palitos, quiera que no sólo opine sino que le reescriba su guión. Se lo dejé vivito y coleando, cosa que ahora pienso, como es más difícil merece que me pague más. (Súmale el miedo de que quizá le suelte alguna ingeniosa idea... aunque de eso de ir soltando esas monedas de oro ya me ido acostumbrando, pienso algo así como que los guionistas debemos ser maquinas de ideas. Una idea robada no significa que nos roben la máquina de hacer ideas). En fin. He escrito ya mis cosas, pero creo que me contrataron por mi criterio, pero no quiero pensar que tal vez también por mi estupidez. El caso es que con tanta pensadera ya no sé si le escribo a usted para que me asesore sobre un tabulador o para que me guíe sobre cómo manejar esta delicada situación, porque ahora mi nombre es Confucio, el confundido. Me despido disculpando de antemano mi retórica tan afectada. Saludos.Un lector.”