Me escriben:
Inquilino, si tengo mi guión terminado, lo leo, le modifico algunas cosas hasta que me guste...¿eso es un 2° draft? ¿O es hasta que hago modificaciones de estructura? ¿Cómo sé cuál es un tratamiento segundo o interminables modificaciones?
Uno termina su guión, se siente bien, sale a celebrar, está pletórico… Hasta
que al día siguiente, o la semana siguiente o al otro mes llega el productor y
te dice, <<sí pero no,
¿por qué no me escribes otro tratamiento con estas nuevas ideas que te doy?>> Y llega
bajón, ¿verdad? ¿Qué es lo que está mal en mi guión?, se pregunta uno, pues
fácil: que es un primer tratamiento y de aquí a que se filme tu guión todavía
faltan unos cuantos…tratamientos. Es mejor
armarse de paciencia y de ganas de reescribir.
Para un servidor el primer
tratamiento es escribir de pe a pa, de principio a fin el guión siempre
asiéndome de la pertinente escaleta que antes hice, tomándola como referencia.
O sea, el primer draft vendría a ser más o menos la escaleta un poco más detallada
y sobre todo, dialogada. Si lo que escaleteé me gustó, si le gustó al
productor, en un primer tratamiento se verá claramente si funciona lo propuesto
o si de plano hay unos agujeros negros en la historia de esos que uno espera
que desaparezcan con la edición.
Mi segundo draft o tratamiento consiste
en algo curioso: una serie de mini drafts que contienen cada uno un cambio, una
modificación, una evolución. A veces es la trama, otras el personaje principal
o el antagonista, otras el orden se las secuencias o el tono de algunas de
éstas… Estos mini tratamientos pueden llegar a ser hasta unos diez u once, y sólo
entonces, cuando he cambiado tantos detalles de la historia lo suficiente como
para pensar que es un “nuevo guión”, me siento listo para decir que tengo un
segundo tratamiento.
Un*s amig*s colaboradores de este
blog a los que consulté me dicen que ellos lo hacen más o menos así:
El primer paso para un segundo
tratamiento de tu guión es ver si realmente la historia funciona y se cuenta
fluidamente. Si no funciona se debe repensar el ángulo, el enfoque hasta que se
encuentre uno que esté en un punto medio entre la originalidad y la tradición.
Aquí es donde se conectan todos los plots, las tramas y los agujeros y se
imagina, se piensa cómo hacerle para que el guión funcione mejor y sobre todo, funcione
como un todo y no a pedazos o a partes sueltas que giran en torno a un mismo tema.
El segundo paso es fijarse en la
estructura. ¿Funciona, o es demasiado rápida, demasiado lenta, demasiado
confusa? ¿Es resistente, aguanta, o se cae en el segundo acto, lo cual es de lo
más natural y por desgracia notorio? Es importante no hacerse un lío al
principio del segundo tratamiento y centrarse sólo en los plots, (los giros) y
la estructura, lo demás vendrá luego. El armazón, el esqueleto, más que de
hueso ha de ser de hierro. Paso a paso, un aspecto de tu guión cada vez. Es el
único modo de que tu primer tratamiento cambie hacia un segundo entre un 25 y
75%.
El paso número tres, dicen los
guionistas colaboradores, sería fijarse en los personajes. ¿Son creíbles,
actúan según los “diseñaste”, o sea, tal cual son ellos? Y lo más importante,
¿son necesarios? Aquí es donde se cortan cabezas. Hay que ir en busca de los
personajes superfluos de la historia, y borrarlos de un plumazo.
Cuarto paso de tortuguita: los
diálogos. Cómo no. ¿Hablan tus personajes con su propia voz, su propio
registro, sus propios modismos y slang? ¿Explican demasiado? Muestra no cuentes,
muestra no cuentes… Léelos en voz alta y pregúntate cómo suenan, escúchate,
esto es algo muy importante, no esperes a que los actores pongan de su cosecha
y los corrijan porque lo harán y los cambiarán casi en su totalidad. ¿Cómo
manejo el subtexto, cómo aflora? Aquí aplica el clásico “menos es más”. Y una
obviedad: un guión de largometraje siempre tendrá menos diálogo que uno de
televisión.
Quinto paso: el lenguaje es
arquitectura. Aquí es donde ha de salirte un poco la vena más literaria y no
con eso digo barroca; piensa en Juan Rulfo. Quita las palabras redundantes, las
repeticiones, las reiteraciones. Fíjate bien en cómo describes las acciones,
hazlo cada vez más preciso, justo y claro, que quien lo lea lo entienda a la
primera de cambio. Y quita todo lo que realmente no se pueda filmar y mostrar
en una pantalla.
Paso número seis: reestructuración.
Este paso puede parecerse al anterior en el que se mencionó la estructura pero
va más allá. O sea, hay que plantearse contar la historia de otro modo, con
otra estructura, colocar “las cosas” en distintos momentos de tu historia. Aquí
estaría bueno plantearse si se necesita un narrador, si sobra, o si se está
escribiendo desde el punto de vista correcto, o sea, desde los ojos del
protagonista. También aquí, aunque parezca contradictorio, se suele encontrar
que nuestra historia se hace más poderosa si se narra desde el punto de vista
de otro personaje que no sea el protagonista, sino el antagonista.
Séptimo escalón: Conflicto,
conflictos… Aquí es donde uno debería fijarse si cada escena (no así secuencia)
tiene en sí misma, o mejor dicho, en su semilla un conflicto. Y si la suma de
estos pequeños conflictos ayuda a resolver poco a poco el CONFLICTO DRAMÁTICO
de nuestros personajes. Recuerda que el conflicto es la base de todo, de
cualquier historia.
Para el noveno paso l*s
colaborador*s consultados nos recomiendan que repasemos de nuevo personajes,
diálogos y acciones. O sea, hay que tener claro que lo que los personajes dicen
los definen, así como lo que hacen, pero igualmente considerar que mentir
también es hacer e igual de definitorio. ¿Mienten tus personajes o dicen la
verdad? Y si mienten, ¿cómo usas eso en la narración?
Y el último paso, el décimo, es el
más fácil. Se trata de editar errores, erratas, dedazos, corregir mayúsculas y
minúsculas (cada vez que aparece un nuevo personaje va en mayúsculas…) que no
se haya confundido el nombre de un personaje por otro, que no haya faltas de
ortografía y menos aún gramaticales…
Cuando estos diez pasos han sido
pensados o repasados y nos han llevado a una feliz reescritura que puede haber
durado unas cuantas semanas, es que nuestros expertos y expertas en guión y colaboradores
esporádicos dicen que podemos considerar que tenemos un segundo tratamiento de
nuestra historia.
¿Y qué pasa cuando el susodicho productor del principio del artículo
quiere un tercer tratamiento? Pues que hemos de hacer de nuevo este trabajo…y
otras cosillas más de las que hablaremos en otro post. Ah, y muchas gracias a
J.G, M.D, P.S, P.F, A.R y S.L. por su colaboración y su tiempo invertido en sacar de la
duda a nuestr* lector*; como pueden comprobar un servidor sólo editó sus
respuestas. :D Saludos, buena semana y mejor reescritura.
6 comentarios:
Denso eh!!!
Sí? Sí! ;)
Buenísimo... el segundo tratamiento es realmente muy importante. Yo creo que también esto debe servir para cortometrajes...
Una pregunta antes de despedirme: ¿es una buena herramienta el uso de las fichas o el tablero que muchos autores recomiendan usar?
Es buenísimo, porque las puedes mezclar, intercambiar y porque su conjunto te da 100% una visión estructural compacta. Además te ahorra mucho trabajo en caso de que tengas que cambiar ideas o secuencias que no funcionan. Una tarjeta si no sirva la rompes, pero ¿quién se atreve a tirar a la basura 20 cuartillas que no sirven? Las tarjetas sirven precisamente para que no tengas que volver atrás en lo escrito.
Es muy dura esta revision mas cuando la gente que revisa o autoriza no sabe del tema o del genero, en Mexico te piden minimo unas 3 o 4 revisiones de guion hechas por gente con "experiencia" es decir, gente que ya haya escrito guiones que salieron se exhibieron en cine y que lamentablemente muchas de ellas son basura...
entonces esto quiere decir que tu guion puede ser muy bueno pero lo tienen que hacer "malo" para que lo autorizen... pff
Aquí tienes la explicación, Adrián: http://elinquilinoguionista.blogspot.mx/2011/10/por-que-los-guionistas-cagan-oro-que.html
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