Estamos
rodeados de ellas, son de color azul e iluminan más que las luces rojas y
lejanas del universo, son más candentes aún, se llaman manías. Y los guionistas
estamos llenos de ellas. De ellas, de ellas, de ellas… la obsesión sería una hermosa manía cero para empezar esta cuenta...
Ayer, escribiendo con un viejo amigo y compañero, AFD, (ya era hora de que volviera
a trabajar… yo, no él, a él le va muy bien el ‘aón…) de pronto, lo que supuse
era un momento de verdadera iluminación en mi compañero, fue un ataque de
pánico, de auténtico miedo en lo más hondo de su ser creativo.
Imangínense
la escena: AFD subido a una silla del salón en el que trabajábamos y gritando
enloquecido, viendo según decía una rata. Yo le gasté la típica broma del “ahí
está, bajo el mueble” y él de nuevo atrapado en el grito, me aseguró que si no era una rata era una
Entidad, o sea, un espíritu fantasma surgido de algún charquito de sangre
derramado en el suelo…
No mamen, mi querido AFD paró el trabajo de escritura y
comenzó a prender veladoras y cerillas y cerillos por doquier y a
llenar la estancia de un ambiente totalmente supersticioso. Y es que ya sabrán
a dónde quiero llegar a parar: las creencias esotéricas son una de las
manías que más guionistas sufren.
Se lo aseguro.
Yo mismo las he sufrido muchas veces, aunque he de decir en
mi defensa que estos últimos meses escribiendo menos y acabando por escribir
listas y listas y listas guionísticas de elevado número de visitas y lecturas
blogueras, hemos vuelto a hablar un poco de nosotros: los guionistas.
Ésa puede que sea la segunda manía más numerosa entre el gremio guionístico
y/o de redes sociales: el vicio de hablar sólo de nosotros. Y es que nos
gusta más la endogamia, el onanismo temático que un palo a un tonto.
La tercera manía más numerosa entre nosotros, algunos de ellos compadres que
odian las listas, seguro es la manía de los vicios al uso, o sea, las
sustancias, llámenle drogas si quieren.
Café, tabaco, alcohol, mariguana y no
sigo porque luego ponen en duda mi academicismo. Para inspirarse puede llegar a ser un término para referirse a esa manía un tanto ambigua y eufemística…Mística.
Sólo me queda decir que esa manía nos baja la luz azul, o sea, la
más caliente, y nos convierte más en luz roja, según las leyes físicas más
comunes.
Otra manía entre nosotros y nosotras, y ya dejemos de enumerarlas
para que parezcan más difusas, es la manía de la soledad. Cada vez conozco más y más guionistas de
ambos sexos que viven solos. Aunque solos y en el mejor de los casos en
departamentos con tres o cuatro habitaciones vacías o llenas de libros, cajas,
aparatos de gimnasia y trastos. No acabo
por compadecerme de ellos, tal vez incluso un poco lo contrario, por envidiarlos.. sanamente. :D
Eso de lo deptos grandes en México dudo que ahora ocurra en
Aspaña: allí a las gentes los bancos las echan literalmente a la calle como si la calle fuera un nuevo campo de concentración de haber quedao mal con el sistema, esa dictadura de los financieros que tod*s conocen y padecen.
Hablar siempre de política es otra clara manía guionística...
Claro, la soledad
para escribir es importante, así que eso ya se mezcla con el concepto de manía que
estamos manejando; es como si conquistara nuestra manía a la vida y la hiciera necesaria para el transcurso de
ésta, y ¿qué mejor modo para hacerse necesaria la manía que transformarse en
necesidad para la escritura? Si escribes consumes vicio solitario.
Pero no se dejen engañar por este argumento de vendedor de
crece pelos, no les voy a engañar: la necesidad de soledad para escribir
también es un cliché como otro cualquiera. Ahora miso estoy escribiendo
rodeado de música, de gente, de melaza… Cuestión de velocidades, como el
sonido: otra vez la física. Parezco la Uned.
La manía de la mentira, de decir cosas que no son ciertas y no porque la
Uned mienta sino porque es para todos los públicos, como éste su blog, el inquilino
guionista…
La manía del autobombo, ¡a todos los guionistas nos encanta hacernos
autobombo! Ser l*s primer*s y l*s mejores cuando se trata de hablar de nosotr*s.
La manía del egocentrismo: todos y todas las personas que escribimos guiones
somos unos insoportables al respecto.
La manía de hacernos el ingenuo, el tonto, creemos
que es de listos hacernos el tonto y así sorprender a los productores, que
saben mejor que nosotros hacerse el tonto.
La manía de siempre tener a
alguien de diana a quien echarle las culpas de nuestra situación...
Podría seguir pero de maniáticos está lleno el mundo. Y de
guionistas, no sé si para bien o para mal, cada vez más.
La manía de reproducirse...
La manía de ser listo o creérselo. Aunque eso más que una
manía es una necesidad. ¿O necedad? Qué tragicómico guión.
4 comentarios:
...la manía de excribir en la noche.
La manía de leer el blog del inquilino. ;D
La manía de que tras los puntos suspensivos al rescribir un guión, siempre va un espacio!
Lo último es muy cierto, ahora que me doy cuenta :D
La manía de ponerte a jugar DOTA o Call of Duty en vez de escribir tu guión.
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