Los
escritores somos seres terriblemente individualistas, y si me apuran, bastante
egoístas también. Cosa normal, pues aunque la realidad sea fuente de
inspiración, el ego siempre es y será fuente de creación. ¿Pero qué pasa cuando
tu mundo gira y se centra cada día más en el arte contar películas con
palabras, qué pasa cuando tus colegas de profesión son tus amigos, y viceversa?
La mayor de las veces, uno está abocado a una inevitable y parece que hasta pretendida…
soledad.
Mi amigo y
claro está, guionista, Manuel Romero, aspañol emigrado hace ahora un par de
años a estas tierras de la bella picaresca mexicana, hizo lo posible y lo
imposible para verse beneficiado por mí. Obteniendo casa, comida, trabajo,
nuevos amigos, amantes… casi nada: una nueva vida. Cuando tuvo todo ello,
cuando todas sus necesidades se habían tornado gratas comodidades, empezó a
ignorarme. Yo admito ser una persona un poco sentida si veo que no me agradecen
lo que se debe, ése es mi problema, mi cruz y mi sino. Pero con Manuel, ya
saben, de la noche a la mañana amiguitos
que ya no son amiguitos a los ojos de otros amiguitos que es evidente
que nunca lo fueron.
De nada
había servido que mi propia madre (sí, ésa que trae al mundo desgraciados guionistas
como yo), me advirtiera asegurando: “Con Manuel estás empujando la competencia a
la puerta de tu casa”; o sea, que me la iba a clavar, me la iba a hacer al
salir, ¿qué egoísta es pensar así, no? Por eso, a mi querida madre no le hice ni
caso. Sin embargo, tiempo después, cuando mi amigo Manuel empezó a establecerse
laboral y económicamente en este país, vino a visitarle su madre. Cuál fue mi
sorpresa el día que su propia progenitora, esperpénticamente celosa de mí, puso
mala cara y me increpó como increpan las señoras cuando olvidan su educación: "Tú no eres su amigo, tú eres competencia para mi hijo…" Sana amistad recubierta por
el más frío interés.
Mi amigo Alfonso
Fernando Yánez, guionista, claro está, y millonario mexicano hijo de
millonarios de Polanco, es una persona bastante agarrada, codo, tacaño para que
nos entendamos. Pero igualmente se le quiere: su talento para escribir es lo
mejor que tiene, y aunque él no lo crea, lo único, pues amigos, lo que se dice
amigos, muchos no posee, pero los pocos hasta el día de hoy le apreciamos… por
su talento.
Un día
escribí un guión de largometraje para él, me pagó como un 50% de lo
correspondiente dejando el resto a cuenta, y le dije: “somos amigos, no voy a
discutir contigo por dinero”. Así que decidí esperar a que vendiera o realizara
ese guión. Pasaron los años, uno, dos, tres, cuatro y acercándose al quinto,
una grave crisis económica entró en mi vida (eso es lo que tiene padecer el
capitalismo), así que en un acto de paciente orgullo que maquilla una oculta
desesperación, decidí hablar con mi amigo Alfonso y preguntarle si era posible
que me pagara algo de lo que me debía. Con la parquedad y el dinero agarrado en
la mano cual productor de cine sin serlo, me dijo: “IMPOSIBLE…” ¡Coño, que no tengo ni para el Metrobús! Pero
para qué la vamos a hacer de pedo, para qué la mala sangre, así es esto de la
amistad entre guionistas.
En este
punto de relato, una pequeña reflexión: Vivimos en una época de individualismo
tal, que dos artistas que comparten la misma cela creativa, se ven
irrevocablemente destinados a la soledad. A una yerma soledad entre seres, no a
la soledad que uno elije para escribir… Ésa todavía nos queda y nos aguarda, es
buena, clemente y por qué no, deseada.
Ejemplos de
interesada amistad entre guionistas hay muchos, pero vayamos terminando ya. Al
final, ¿para qué mancillar el sustantivo amistad si sólo son negocios (muchas
veces llenos del buenrollismo que
oculta la falta de recursos)? Negocios, o
sea, negaciones del ocio, todo lo contrario a lo que hacen un par de amigos.
Mariana
Cifuentes Ybarra, es parte del alma creativa y guionística de la cultura
mexicana. Su fuerte: las telenovelas, pero no sólo eso, también están las obras
de teatro, las óperas, las asesorías de guión, la enseñanza y la herencia literaria
de su madre, ella sí hizo historia, ella sí fue grande con mayúsculas. Ella
llevó de la mano a la Historia de la televisión de este país.
Mariana es
una socialité de altos vuelos, del standing de las alturas escriturales, no
puede estar sola, en su casa siempre hay fiesta y sobre todo, escritores. Una
gozada cuando uno se conforma con la amistad en su fase más epidérmica; todo lo
contrario si uno se quiere zambullir en la zona más íntima y creativa, de
escritor a escritor, con ella. Mariana no sabe estar sola, pero sobre todo, a
Mariana le encanta discutir, pelear, jalar de los pelos de aquellos que por un
rato (hasta que el maltrato es evidente) considera sus amigos. Mariana tiene
amigos para coleccionar enemistades… literarias.
¿Y yo que
tanto hablo, qué? Yo escribo guiones, yo escribo sobre guión, yo he generado
con más gente una comunidad de guionistas hispanohablantes en blogs y redes
sociales, yo poseo miles de “seguidores, colegas, lectores”, miles de visitas,
¿pero cuál es el saldo de amigos entre todos ellos? Un saldo negativo. Como en
las matemáticas de secundaria, yo empiezo a contar desde 0 y sigo: -1, -2, -3,
-4… Por suerte ya no organizo fiestas “de amigos”, así no entristezco hasta al
vecino con mi cruda soledad.
La envidia,
la competencia, la falta de seguridad en uno mismo y sobre todo el maltrato que
uno da y recibe sobre lo que escribe, menudo caldo de cultivo más espeso y fétido
para las artes de la mala amistad entre guionistas.
Pero no hay
que tirar la toalla ni enarbolar las cánticas del pobrecito de mí, esto es así
y por encima de todo, lo saben, está la escritura. Aunque no habrá paz para los
culpables, no habrá perdón para los orgullosos y no habrá pago para los traidores,
siempre habrá pequeñas dosis de amor cuando un guionista pasa un rato con otro
guionista, quizás el problema es sencillo y se resuelve con simple: no somos
amigos, pero nos queremos. Sí, tantito amor sí habrá, diseminado en pequeños
momentos de dicha o felicidad generado al hablar de pelis, de libros, de
chismes… de proyectos: cuando hablamos mal de los productores y los directores,
y bien de nosotros sin hablar de nosotros mismos. Puro incesto, pura monogamia, pura
consanguineidad intelectual.
Lo agridulce
se torna luz cuando la admiración cultural aflora. A ella poco le importa si
estamos solos o con amigos, con vida o con poca vida, para ella sí existimos.
Los amigos
van y vienen, la escritura permanece.
9 comentarios:
podría decir que es más el ego al trabajo que a las letras, quien tiene bien claro que su trabajo es escribir para que otros interpreten e idealicen, los comentarios por el ser o el pertenecer están a la órden del dia, desgraciadamente está devaluado el trabajo del guionista, que hace que se haga más competitivo. Sin embargo creo que está en la madurez personal que tanto en el perfil del guionista, conozco algunos guionistas o creativos que necesitan tener una "facha" para sentirse como tal, vivir en ciertas zonas de la ciudad para "pertenecer". La capacidad de pertenecer debería ser en las historias, es ahí donde los guionistas pertenecemos, no al mundo real, siempre tendremos estrellitas en la mente y nos refugiaremos en la catarsis de transportar lo mental a lo textual. Difícil comprensión pero creo que podría existir una amistad si se tiene claro quien es como persona, si saben a donde ir, y apesar de ser solitarios debemos VIVIR
Un amigo mío, cineasta, decía hace tiempo: una cosa son amigos y otra amigos de cerveza. Con los amigos se refería a los que no se decican al cine y con amigos de cerveza a los que sí... Sabemos que son oficios difíciles, pero muchas veces nosotros las hacemos más difíciles.
Una llega a este blog con ganas de leer sobre guión pero hoy me encuentro con un texto que no sé cuánto tiene que ver realmente con el guión. Me invade cierta tristeza al pensar en su situación. Saldo negativo en relación a amistades, ¿es realmente el mundo del guión tan despiadado? ¿le sucede lo mismo con personas no guionistas? ¿obligarse a la soledad le convierte en mejor guionista? No quiero ser guionista si tiene que ser así. Habla mal de unos cuantos guionistas sin explicar gran cosa pero no encuentro en ninguna parte que hable de otros guionistas que sí se hayan portado bien con usted. Es un panorama tenebroso. Por todo esto percibo una actitud victimista, todo el mundo contra usted. Y también un ego desmedido por las veces que aparece la palabra YO en sus últimos párrafos. Si tiene tantos problemas con tanta gente, ¿no tendrá usted algo de culpa? Es lo que pienso cada vez que cambio de depa, es una de mis preguntas para entrar o buscar otro depa "¿qué tal con sus anteriores roomies?" Si me hablan mal de todos, me lanzo a buscar otro depa.
En fin, disfruto mucho de sus artículos relacionados con guionismo pero este artículo está más en la línea de Laura Bozzo que de Gibrán Ramírez. Ojalá esta incursión en el papel couché no sea más que un desliz.
Señora, este blog se carateriza por hablar de guión y de l*s guionistas. En él hay artículos ególatras y victimistas, como usted los llama, y también articulos luminsos y reveladores. Hay de todo. La invito a bucear por las publicaciones anteriores (llevamos casi 4 años publicando) y darse una idea más acertada del blog y lo que en él se escribe. Sólo me queda agradecerle su tiempo al leernos (pues no olvide que también encontrará artículos de distintas plumas) y desearle una feliz vida, sea o no sea o quiera ser o no ser, guionista. Saludos.
Yo creo que se da en todas las profesiones. Sustituyamos "guionista" por oficinistas/burócratas/empresarios, etc. y sucede lo mismo.
Se me ocurre que Glengarry Glen Ross funcionaría igual con guionistas que con vendedores.
SI son oficinistas como los de Mad Men, segudo, ;)
No mames, me pegó todo el artículo, igual no puedo decir que totalmente me identifico, pues voy empezando . . . pero desde ya, noto a mi alrededor con mis contemporaneos éste tipo de ambiente, y me parece tan . . . triste.
En fin, por algo escogemos ésta profesión.
Justo hace un par de días organizamos una charla de Ángel Mario Huerta, un guionista mexicano que trabaja en Los Ángeles, y hablamos de ese tema, de cómo allá el colectivo de guionistas está unido y se apoya, y de cómo aquí es todo lo contrario... Sí, una triste realidad, hispanohablante. :/
Hace años escribí con un "amigo" guionista una telenovela para una importante cadena mexicana, mientras escribíamos, alababa mi forma de escribir y decía que no iba a poner mi crédito porque después me iban a contratar solo a mí y no a él... y cumplió, cuando vi la novela al aire, solo figuraba él como guionista y creador de la historia... años después le di trabajo de co-guionista a una "amiga" desempleada, yo era el jefe del equipo, luego me enteré que se reunía en secreto con la productora ofreciéndose como jefa de equipo cobrando menos.
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