La industria televisiva en el mundo genera millones de
dólares al año. Se estima que en 2020 serán 750 mil millones de dólares, que además
su consumo incluirá 9 mil millones de personas con suscripciones móviles de
banda ancha y serán 1.5 mil millones de hogares los que cuenten con televisión
digital, según un estudio de Ericsson en 2014.
El intempestivo caso de Netflix, vino a revolucionar
no sólo el mercado, sino la forma de consumo y por tanto de producción. Reed
Hastings, creador del emporio, señala que:
“La televisión del futuro” seguirá siendo transformada por Internet. Veremos pantallas por todos lados, con calidad de UHD o 4K, que por momentos mostrarán las fotos de la familia, en otros contenidos de la TV de aire, en otros Netflix. Serán autosuficientes energéticamente hablando y serán cada vez más económicas".
Sin duda la publicidad es y seguirá siendo el gran
mercado. Sólo en 2013, se generaron entre 3.000 y 4.000 millones de dólares. En
futuros cercanos, seguramente las empresas de la industria televisiva serán las
mismas, algunas más, algunas menos, pero el incremento y la demanda de
contenidos estima cambiar y generar para consumidores, productores y
escritores, algunas ventajas: la diversidad.
Aunque no hayamos encontrado los datos concretos sobre
la industria televisiva mexicana y aunque sepamos que el dominio de Grupo
Televisa en ésta es determinante, las posibilidades de incremento de los
contenidos audiovisuales, van tomando camino en los escaparates de la industria
multimedia.
Incluso el gobierno mexicano devela esta mención. El
2015, es la fecha límite para llevar a cabo el llamado “Apagón analógico”, es
decir, inhabilitar todo televisor analógico, viejito, tradicional, para
cambiarlo por uno con tecnología digital. Su justificación es inminente a las
exigencias de la industria internacional:
“Una mayor calidad de imagen y sonido, nueva y mayor oferta de canales y contenidos, incorporación de servicios como elección de idioma, subtítulos, guía electrónica de programación, servicios interactivos, visión multi-cámara, además de servicios orientados a las personas con debilidad auditiva o visual, entre otras.”
Otro de los factores interesantes para la industria
televisiva, es el ascenso de los
contenidos en español. La comunidad latina en Estados Unidos, representa el
17 % de la población total, es decir, 53 millones de latinos cuyo poder
adquisitivo ahora alcanza 1,2 billones de dólares, y cuya edad media de público
consumidor va de 35 a 40 años, "casi diez años más joven que el promedio en inglés". Una mina de oro para las televisoras estadounidenses y en
habla hispana.
Y ante nuestra sorpresa (bueno no), son las telenovelas
el centro de atención de la producción original. Las estrategias de crecimiento
de las cadenas como NBC-Universal, giran en mantenerse como el productor número
de telenovelas en horario estelar.
Hace pocos días, en MIPCOM de Cannes, el mercado de
televisión más importante del mundo, el cual recibe a unos 4.700 compradores de
contenidos audiovisuales, se anunció un convenio entre la productora mexicana
Argos Comunicación y las españolas MadMex y Veralia Contenidos Audiovisuales. El objetivo es "aplicar
a la televisión el mismo modelo de coproducción que tanta diversidad y riqueza
ha generado en la cinematografía internacional",
y así llegar a los mercados televisivos de Latinoamérica, España, Portugal y el
resto de Europa.
Atendiendo que la producción de telenovelas y
teleseries van a la cabeza, valdría entonces la pena estimar lo que éstas exigen
y exigirán con cierta necesidad de evolución...
Honestamente comento que mucho tiempo las telenovelas
dejaron de tener mi atención –aunque de niña fui fiel espectadora-, hasta que
en 2010, observé un “fenómeno telenovelero” que llamó mi atención: dentro de la
comunidad gay de la ciudad de México, dos de las actrices de la telenovela de
“Las Aparicio”, cuya trama caía en asumir su enamoramiento y homosexualidad,
fueran aclamadas y acogidas en la marcha del orgullo gay de 2010 y no sólo eso,
que paulatinamente y a la fecha, aparecieran en Youtube canciones, videos a
modo de homenaje, selecciones de apariciones sólo de su historia, todo ello,
elaborado por jóvenes espectadoras que veían la telenovela.
Posteriormente, en 2012, bajo la influencia e
insistencia de mi hermana mayor (profesionista y soltera de 30 años), me
descubrí espectadora de los últimos capítulos de la teleserie “Infames”, una historia de venganza que tiene lugar
entre “Las Reinas de Palacio”, un grupo de élite que consigue acuerdos
políticos y económicos a cambio de favores sexuales con las esferas más altas y
corruptas de la política mexicana… Baste ver el inicio para saber que “esta telenovela, va de otra cosa”.
Personajes femeninos en acción constante, con temas
más cercanos al contexto mexicano que hasta resultaba catártico social (como
ver la derrota y suicidio del corrupto candidato a la presidencia de México), y
aunque de tramas inquiridas, eran sumamente novedosas e interesantes. Pues la pluma de dichas historias y muchas más que
marcan batuta actualmente en la televisión mexicana pertenece a Natassja Ybarra
(México, 1983), escritora perteneciente a la familia de comunicólogos aguerridos y
emprendedores, cuya cabeza descansa en Epigmenio Ibarra.
Y con motivo del próximo Taller de Biblia y Piloto para Series de Televisión que Natassja
impartirá bajo la organización de El
Inquilino Guionista en las instalaciones de AMTEC-CINE el próximo 22 de noviembre, y con la inquietud que
considero recae naturalmente en los guionistas interesados para las mencionadas
“transformaciones” de la televisión en español, realicé las siguiente
entrevista a una de las jóvenes representantes de la nueva narrativa en
televisión:
Talía García: ¿Te gustan, consumes telenovelas?
Natassja Ybarra: Cuando se presenta la oportunidad de
ver qué se está haciendo en la industria en la que trabajo, la aprovecho. Nunca
he entendido a la gente que llega a hacer televisión mientras presume cuánto
tiempo tiene que no la ha visto y lo que es más, ¡ni siquiera tiene una en su
casa! Si alguna ventaja le lleva la televisión al cine, es esa relación tan
inmediata con el espectador. Ofrecerle al público un producto que no consideras
digno de entrar en tu propia casa, se me hace una falta de respeto. ¿Consumo
telenovelas? Sí, poco pero sí. ¿Me gustan? Como en todo, hay un par de joyas
nadando en un mar de mierda, nomás que en el caso de la telenovela ese mar es
un océano bien profundo.
TG: ¿Telenovelas, teleseries, soap operas? ¿Qué
diferencias encuentras y cómo defines lo que escribes?
NY: Las soap operas son una cosa exótica y lo más
probables es que no haya visto más que un par de minutos (si sumamos segundo a
segundo) de las décadas enteras que lleva General Hospital al aire. Yo crecí
viendo las telenovelas del 2 retransmitidas por Univision.
Las teleseries son este híbrido de serie y telenovela (que es más telenovela que serie) que surge a partir de la difusión masiva de las series estadounidenses. La diferencia está en los números. Tanto en presupuesto como en capítulos y creo que es eso, la reducción en la cantidad de capítulos, que juega a favor de la calidad de la historia.
Las teleseries son este híbrido de serie y telenovela (que es más telenovela que serie) que surge a partir de la difusión masiva de las series estadounidenses. La diferencia está en los números. Tanto en presupuesto como en capítulos y creo que es eso, la reducción en la cantidad de capítulos, que juega a favor de la calidad de la historia.
TG: ¿Cómo fue el trabajo de investigación con Infames?
NY: El mejor comentario que me hicieron sobre Infames,
una teleserie que exhibía los tejes y manejes de la clase política, lo hizo una
amiga que se codea con esos desagradables personajes en el día a día. Me dijo
que se veía a leguas que ninguno de los creativos involucrados conocíamos ese
mundo como ella. Nuestros escándalos palidecían en comparación a los que ella había
atestiguado. Después de 6 meses en el fango, fue un aliviane escucharlo, como
si a pesar de todo lo que investigamos y aprendimos, una parte de nuestra
inocencia hubiera permanecido intacta.
El proyecto fue desarrollado por Anaí López y Verónica
Velasco, con base en el manuscrito inédito de una mujer que estuvo inmiscuida
en el mundo del cabildeo. Durante el proceso de escritura recibimos el apoyo de
dos asesores, un psicólogo, Andrés Ize Ludlow, y una politóloga, Isa Gil. Como
en Camelia la Tejana, otro proyecto en el cual la investigación fue parte
fundamental de la historia, los asesores nos brindaron recursos invaluables.
Los titulares y la experiencia de cada escritor como mexicano, también lo
fueron.
TG: ¿Qué referencias tomas para la escritura y desarrollo
de tus teleseries?
NY: Ahora dicen que cuanto más veas la televisión,
menos vas a vivir. Yo soy una consumidora voraz. Lo veo todo y en muchas
ocasiones lo hago muy a mi pesar (bueno no, jamás tanto). A lo que me prende,
le hago honor a mi trabajo. Sobre todo cuando se trata de darle forma a una
idea. Gracias a mi mujer me he vuelto también una consumidora voraz de cine. Y ahí
también están las referencias. A la hora de escribir, se cuela siempre mi
experiencia, todo el bagaje emocional. Resulta que escribir es muy pinche terapéutico.
TG: ¿Qué diferencias encuentras entre las telenovelas de Venezuela, Brasil, Colombia y México?
TG: ¿Qué diferencias encuentras entre las telenovelas de Venezuela, Brasil, Colombia y México?
NY: Hace un par de semanas participé en un taller de análisis
de medios en Bogotá, el tema a tocar era la heteronormatividad en la telenovela
latinoamericana. Los grandes villanos: los mexicanos. Nuestras telenovelas son
las que menos permiten que la diversidad (sexual, de género, racial y étnica)
llegue a pantalla.
En mi opinión, en lo general (temas), la telenovela
mexicana es más recatada y moralina que la telenovela sudamericana, y en lo
particular (formato, estructura), es mucho más rígida y tradicional. Los
ejemplos que se dieron en el taller, por ejemplo, de telenovelas colombianas
con personajes principales del sector LGBTI, o de descendencia indígena o
africana, fueron una sorpresa agradable. Sobre todo puestas en contraste con
las producciones de las grandes televisoras nacionales, con sus elencos blancos
y heterosexuales, sus mujeres caprichosas y sus hombres ultra dominantes.
TG: ¿Que te gustaría hacer como guionista de televisión?
TG: ¿Que te gustaría hacer como guionista de televisión?
NY: Quiero contar esas historias que te hacen
abandonar tu realidad para caer, unos minutos más tarde, de vuelta en ella pero
llena de preguntas nuevas. Quiero formar parte de equipos de escritores que se
clavan, que convierten ese trabajo que hacen para la caja tonta en una labor de
amor y que en el proceso, cuando todos los elementos se sincronizan, lo elevan
a arte. He tenido la suerte de ser parte de equipos y proyectos así, quiero más.
TG: ¿Hacia dónde va la televisión mexicana y qué posibilidades tiene?
TG: ¿Hacia dónde va la televisión mexicana y qué posibilidades tiene?
NY: Día a día caen sobre los escritorios de
productores y ejecutivos cientos de pilotos y carpetas. De cada cien, diez
ideas son buenas, y quizás una le valga la pena a los que ponen la lana. La
bronca es que las razones para financiar ese proyecto en particular, no siempre
son ni las mejores, ni las más honestas.
De este lado también tenemos que apechugar, no sólo
son los de la feria. También el talento tiene sus broncas. Ejercemos con
frecuencia la autocensura, nos protegemos. Hay mucho miedo en México a salirse
del camino trazado. Pero la buena televisión, y se ha demostrado a lo largo de
su corta pero acelerada historia, cuenta historias que de una forma u otra
(contenido, lenguaje, historia) rompen los esquemas.
A pesar de todo esto, creo que estamos en el mejor
momento para aferrarnos a las pocas pero importantes posibilidades que hay y
buscar maneras de que cada vez haya más.
Talía García, gestora cultural de El Inquilino
Guionista
Informes taller Natassja Ybarra:
inquilinotaller@gmail.com
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