lunes, 4 de septiembre de 2023

Cómo luché contra el "síndrome del quemado" como guionista

Quiero compartir con ustedes un aspecto crudo y personal de mi vida como guionista. Esta carrera, a menudo glorificada, tiene un lado oscuro que afecta a muchos de nosotros: el síndrome de burnout. También conocido como el "síndrome del trabajador quemado", es una batalla que luché y aún lucho. Permítanme contarles mi historia y cómo enfrenté este monstruo silencioso.

El síndrome de burnout, más que fatiga

El burnout no es simplemente cansancio físico o una mala semana en el trabajo. Es mucho más profundo y sombrío que eso. Como guionista, mi trabajo implica constantes desafíos, plazos apretados y la búsqueda constante de la perfección. Pero llega un punto en que todo eso puede volverse abrumador. Un ejemplo claro de esto es cuando me encontraba en medio de un proyecto importante para una serie de televisión. Los plazos eran inquebrantables, y la presión para entregar un guión brillante era avasalladora. Pasé noches sin dormir, consumido por la ansiedad y la preocupación por no estar a la altura de las expectativas. Esto no era solo fatiga; Era una espiral descendente hacia el burnout.

Desencadenantes de "la quemazón":

Presión de tiempo: el ejemplo anterior ilustra la presión de tiempo que enfrentamos. La necesidad constante de cumplir con plazos estrictos puede llevar a una carga de estrés insostenible.

Perfeccionismo: como guionistas, queremos que cada línea de diálogo brillante y que cada giro de la trama sea memorable. Sin embargo, este afán de perfección puede convertirse en una trampa, haciendo que reescribamos una y otra vez, dudando de nuestras propias habilidades.

Aislamiento: la soledad que viene con la escritura puede ser aplastante. Mis personajes y escenarios son compañeros imaginarios, pero a veces necesito una conversación real para mantener la cordura.

Herramientas contra el burnout:

Ahora, sabemos de cómo enfrenté este desafío y sigo haciendo:

Establecer límites: aprendí a decir "no" cuando un proyecto parecía abrumador o los plazos eran inalcanzables. No hay gloria en agotarse.

Practicar el autocuidado: aprendí la importancia de cuidar mi salud física y mental. Un ejemplo es cuando finalmente decidió tomar un descanso, incluso si tenía un plazo apretado. Ese tiempo de recarga me ayudó a ser más efectivo cuando regresó al trabajo.

Buscar apoyo: no soy la única que lucha contra el burnout. Hablar con colegas y amigos sobre mis desafíos y compartir nuestras experiencias me brindó un alivio inmenso. Un ejemplo notable fue cuando un amigo guionista me confió sus propios problemas con el burnout. Sentir que no estaba solo en esto marcó la diferencia.

Encontrar inspiración fuera del trabajo: buscar inspiración en otras formas de arte, como la música o la pintura, me ayudó a mantener mi creatividad fresca. Además, hacer ejercicio y disfrutar de actividades al aire libre se convirtió en un antídoto vital contra el aislamiento.

En resumen...

Mi experiencia personal con el síndrome del quemado como guionista es un recordatorio de que esta carrera tiene sus altibajos. Pero enfrentar el burnout es posible, y las herramientas que mencionó son ejemplos de cómo podemos luchar. La vida de un guionista es una montaña rusa emocional, pero, con apoyo, límites y cuidado personal, podemos mantener nuestras pasiones vivas y nuestras historias brillantes, sin permitir que el burnout nos consuma. Es una batalla constante, pero es una que estoy dispuesta a superar para seguir contando historias que importan. Espero que les sirvan estas breves notas.

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