martes, 3 de septiembre de 2024

El Monstruo de las mil productoras: ¿Dónde quedan los guionistas en el cine mexicano?

Hace unos años, me encontraba en una cafetería en la Roma, esperando una reunión con un productor. Como guionista independiente, la posibilidad de colaborar en un proyecto cinematográfico sonaba como un sueño hecho realidad. La emoción se diluyó rápidamente cuando, al llegar, el productor me explicó que aunque mi guion le interesaba, tenía que esperar en la fila. "Tenemos que ver qué dice la televisora," dijo, refiriéndose al gran monstruo de mil cabezas que domina la industria mexicana: Televisa.

Esta experiencia, que en su momento me dejó frustrado, se ha repetido con variaciones entre mis colegas guionistas. Algunos de ellos incluso llegaron a firmar contratos solo para ver cómo su historia era desfigurada hasta quedar irreconocible, todo en nombre de satisfacer las demandas de un mercado que, en muchos casos, ni siquiera entiende. En un entorno donde el control narrativo recae casi exclusivamente en manos de unas cuantas productoras, los guionistas nos encontramos en una posición precaria, luchando por mantener la integridad de nuestras historias.

El directorio de productores de la CDMX, que debería ser una guía de oportunidades, nos revela una cruda verdad: el poder está concentrado en unas cuantas manos, y esas manos no siempre están dispuestas a soltar las riendas. Televisa y TV Azteca son nombres que aparecen repetidamente, recordándonos que, aunque la producción audiovisual en México es extensa, no es necesariamente diversa. Estos gigantes absorben recursos, talento y atención, dejando a los pequeños jugadores a luchar por las migajas.

La situación es preocupante no solo para los guionistas, sino para la industria en general. La repetición de los mismos nombres en este directorio es sintomática de un problema más profundo: la falta de espacio para nuevas voces y narrativas. ¿Cuántas historias han sido silenciadas o distorsionadas porque no encajaban en la fórmula que estas grandes empresas dictan?

Las pequeñas productoras, como "Cine Pantera S.A. de C.V.", "Canana TV S.A.P.I. de C.V.", "Aqua Films S.A. de C.V.", "La Película de Archibaldo S. de R.L. de C.V.", y "Chocolate Cine S. de R.L. de C.V.", representan un oasis en un desierto monopolizado. Son estos pequeños estudios los que realmente pueden ofrecer un respiro a la saturación de contenidos reciclados, pero su supervivencia es frágil en un entorno donde los recursos y la atención se desvían hacia los grandes. Mi experiencia personal con el productor me enseñó que, aunque existe interés en propuestas frescas, los mecanismos de poder prefieren mantener el statu quo.

Entonces, ¿qué podemos hacer como guionistas para cambiar este panorama? La respuesta no es sencilla, pero claramente requiere una acción colectiva. Los guionistas y las pequeñas productoras deben unirse, crear redes de apoyo y buscar plataformas alternativas que les permitan competir sin depender de las mismas viejas fórmulas. Es fundamental que dejemos de ver a Televisa y TV Azteca como las únicas puertas hacia el éxito y empecemos a abrir nuevas vías.

No es suficiente con quejarnos de la situación actual. Necesitamos adoptar una postura proactiva. Una opción es explorar la coproducción internacional, que puede ofrecer no solo financiamiento sino también una mayor libertad creativa. Otra es aprovechar las plataformas digitales emergentes, que están revolucionando la distribución de contenido y permiten llegar a audiencias que antes eran inaccesibles. Además, es crucial que los guionistas se organicen en colectivos que no solo protejan sus derechos, sino que también promuevan su trabajo de manera conjunta, mostrando que la unión realmente hace la fuerza.

Finalmente, es vital que como guionistas dejemos de buscar la validación en los lugares donde históricamente hemos sido rechazados. Debemos reconocer el valor de nuestras historias y buscar aquellos espacios que las valoren tanto como nosotros. La industria cinematográfica mexicana tiene un gran potencial, pero si seguimos permitiendo que las mismas manos controlen todo, estamos condenados a la repetición y la mediocridad. Es hora de que los guionistas mexicanos tomen el control de sus propias narrativas, trabajen juntos y luchen por un espacio más justo, donde las voces nuevas no solo sean escuchadas, sino también celebradas. Porque si no lo hacemos, el cine mexicano continuará siendo un reflejo de las mismas historias contadas por los mismos narradores, una y otra vez. Y eso, amigos míos, es una verdadera tragedia.

Al final de mi reunión con el productor, me fui con las manos vacías y la sensación de que había perdido el tiempo. Pero esa experiencia, lejos de desalentarme, me hizo más consciente de la necesidad de cambio. Decidí no esperar más por la aprobación de los gigantes, y en lugar de ello, comencé a colaborar con pequeñas productoras que compartían mi visión. Hoy, invito a otros guionistas a hacer lo mismo: dejemos de esperar el visto bueno de quienes solo ven números y no historias. Tomemos el control, luchemos por nuestra voz y transformemos el cine mexicano en lo que siempre debió ser: un espacio para todos, no solo para unos cuantos.


Germán Mendoza

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