A los
humanos nos encanta diferenciarnos entre nosotros y parece consigna eterna
crear divisiones. En el segundo día del Encuentro Iberoamericano de Escritores
Cinematográficos del Garfio, la línea que separa a los guionistas formados y
los guionistas en ciernes fue clara y contundente.
Por un lado están los que hablan líricamente
de la creación, mismos que hoy día han tenido la ventaja de ser filmados desde
hace años, que han ganado premios que les solventan el filosofar sobre la hoja
en blanco, o quienes tuvieron la suerte de haber conocido a las personas
indicadas en el momento indicado (y haber tenido la boda indicada…); en sí,
aquellos que por determinadas circunstancias hoy pueden decir que viven de
escribir.
Estamos l*s otr*s, l*s asistentes, l*s que no
estamos en el estrado y que venimos al encuentro con desasosiegos creativos,
sí, pero también con inquietudes prácticas, concretas como el resistir en un
mundo en el que el guión no es un medio de subsistencia material, pero sí
espiritual; sí, nosotr*s, l*s que, como dijo Lucía Carreras refiriéndose al
público…
“…los guionistas en ciernes”…Las diferencias que nos separan no son jerárquicas, hasta donde yo lo veo; la línea que separa es la discrepancia en el punto de vista, de la posición.
En la primera mesa del Encuentro Paz Alicia
Garciadiego, Silvio Caiozzi, Everardo González y Senel Paz tuvieron la
oportunidad de platicar sobre su trabajo de adaptación al lenguaje
cinematográfico de obras literarias y, en el caso de Everardo, de la realidad.
Me sorprende
que la adaptación siga siendo un tema y que además los iberoamericanos sigamos
dándole foro a algo tan magullado como los mangos del mercado. Lo interesante de la mesa fue
que varios de los ponentes arrojaron diatribas insistentes en contra de las
fórmulas, de los modelos y las estructuras clásicas como si fueran el diablo
mismo. Al final del encuentro propondré un judas en forma de Robert Mckee o
Sid Field.
Paz Alicia no dejó de insistir en la
importancia del valor literario del guión y exhortó a los asistentes a escribir descripciones literarias holgadas...
Claro, un buen consejo dirigido a los cientos de miles de guionistas que están
casados con un director famoso.
Los otros ponentes hablaron de la falta
originalidad en la narrativa audiovisual de Latinoamérica y se insistió en la
necesidad de la búsqueda de contenidos.
“Se olvida de la riqueza de la literatura latinoamericana. En los 60´s la creatividad estaba en la edición, por eso el guión pasó a ser olvidado, pero eso ya pasó”.Todos concordaron en el odio hacia el pitching y hacia las recetas dramáticas (Mckee, el demonio).
Finalizaron diciendo que los productores de
cine y televisión están creando una dictadura en que los creadores son técnicos
desechables. Único punto en el que personalmente coincidí:
“Los creadores estamos siendo ninguneados, los hacedores del contenido están siendo estafados, por eso los guionistas de EU son un ejemplo a seguir, han luchado por sus derechos.”
Sigamos su
ejemplo, pero no sus recetas. Bien.
Resumen de la mesa: ideas puristas del
narradores de cine que ven el oficio desde otra trinchera, excepto por Everardo
González quien no pretendía dar lecciones a nadie. Los documentalistas tienen
el mismo conflicto existencial que los guionistas: ¿Qué nos define?
“No somos apreciados por los cineastas, no somos ni antropólogos ni cronistas ni periodistas. Somos igual de bastardos, porque en esto hay un poco de orfandad”.
Después del
café despabilante, desde la trinchera del estrado comenzó la mesa: Marina Stavenhagen y Lucía Carreras
hablaron de las nuevas generaciones como quien habla de párvulos a los que
habría que aleccionar. La simpatiquísima Lucía Carreras (Nos vemos, papá) piensa,
en resumen, que todos los “escritores en ciernes” estamos ansiosos porque nos
filmen y por esa ansiedad hacemos…
“...historias superfluas que copian modelos”
…cree,
porque así lo dijo, que nuestros guiones son fríos y los personajes sólo hacen
por hacer:
“Estamos muy afectados por los modelos norteamericanos, los nuevos guionistas los imitan y al hacerlo cometen graves errores, sin darse cuenta que el sistema de EU es muy distinto; ahí se hace entretenimiento”.
¡Malditos
gringos, que los maten a todos por exitosos!
Marina Stavenhagen, anterior directora del IMCINE
no fue menos arrogante. Ella afirma que el cine ha perdido la capacidad de
interesar al público, que…
“…la ausencia de tramas arriesgadas hace que no provocamos al espectador en sus emociones, en su sistema de valores, y ese es precisamente papel del cine y del arte”.
Nada
sustituye a una historia poderosa.
Marina dice:
“He leído miles de historias y es muy difícil encontrar una poderosa, hoy se vive una relativa aridez en la ficción cinematográfica”.
La clave es
el rigor.
Tiene razón, pero cuando un joven inquieto
preguntó sobre las soluciones que se podrían dar desde las escuelas y desde las
políticas culturales ella simplemente no contestó. Yo me pregunto ¿Cómo generar
las condiciones para formar narradores?, porque el rigor viene de la disciplina
y la disciplina necesita tiempo, tal cual, práctico, pero para tener tiempo
para escribir hay que tener cómo vivir. El oficio del escritor es escribir y
entre más escribe más tablas tendrá para ganar becas y vivir de esto.
La labor de El Garfio, única en Latinoamérica, me parece fundamental como punto de partida para discutir y propiciar el diálogo entre un grupo de artistas disgregados que se han escudado en el eterno conflicto de la hoja en blanco y la timidez social (quizá sea como forma de evasión del mundo práctico, aquel más allá de la ficción donde hay que comprarse comida, pagar transporte y, sobre todo, comprar tiempo para poder seguir escribiendo).
Al final, Carlos terminó el día diciendo que según su percepción muchas películas nuevas, tengan la propuesta que tengan, son prematuras…
La labor de El Garfio, única en Latinoamérica, me parece fundamental como punto de partida para discutir y propiciar el diálogo entre un grupo de artistas disgregados que se han escudado en el eterno conflicto de la hoja en blanco y la timidez social (quizá sea como forma de evasión del mundo práctico, aquel más allá de la ficción donde hay que comprarse comida, pagar transporte y, sobre todo, comprar tiempo para poder seguir escribiendo).
Al final, Carlos terminó el día diciendo que según su percepción muchas películas nuevas, tengan la propuesta que tengan, son prematuras…
“Se ven en pantalla antes de que se vean trabajados. Es necesario estar conscientes de que la película además de expresión es un medio que se expresa de la manera más emotiva."
Curiosamente
el escritor más lúcido, franco e inteligente fue Vicente Leñero, como era de
esperarse:
"En este oficio solo de aprende al escribir, escribir y escribir."
Nuestra corresponsal inquilina responde al nombre de La Maga, (@lamagaoculta) y es la autora de éste y otro artículo más que vendrá mañana, ¡no se lo pierda!
Artículo anterior:
2 comentarios:
Soy actriz, estoy alejada del mundo del guionismo. Entiendo la cuestión de las trincheras de las que se habla, pero lo que no entiendo es el por qué de tanto enojo por el lugar desde el que habla cada ponente. Creo que esta visión "aleccionadora" con la que se tomó este día podría bien verse como la visión de personas que comparten experiencias de manera no muy experta. Si el maestro Leñero suena más sensato que los demás es porque obviamente tiene más experiencia. Creo que, en todo caso, en este día se vio justo eso, trincheras de experiencia que no deben ser el punto de partida para empezar a escribir. Las visiones subjetivas se reciben en pequeños grupos de confianza, de otra manera el autor (autora en este caso) cae en la trinchera del "crítico experto", que tan afanosamente intenta denunciar.
(TODO ESTO FUE ESCRITO SIN ÁNIMO DE ALECCIONAR A NADIE)
Estamos seguros que el papel de nuestra colaboradora no es el de aleccionar... Aunque si alguien se quiere aleccionar por sí sol*, bienvenid*. :P
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