“Empecemos
por el principio” se dice cuando la gente se complica y no se sabe cómo poner
orden a una conversación, o como en este caso,
a un texto. Así que mejor declaro de una vez que yo sólo trataré de contar
una historia…
Mi relato comienza así: había una vez una
guionista que llevaba casi dos semanas exprimiéndose la cabeza para sacar de
ella, aunque fuera, unas cuantas gotitas de motivación. Después de semanas de
no poder escribir una sola línea la guionista tomó un avión a Guadalajara,
México, con la expectativa de encontrar “eso” que le ayudará a salir de las
garras del “típico bloqueo creativo”, por el que los grandes escritores –y los
mediocres también- suelen pasar.
Algo que la guionista no se esperaba eran las
comodidades de las que iba a gozar desde el inicio del viaje; salir de la vida
cotidiana para disfrutar de comidas con horario y hotel con alberca ya era una
ventaja para ella. Después de conocer a un par de compañeros, un editor y una
crítica cinematográfica, revisó su agenda: taller
de guión, conferencias magistrales con Sheridan Sheridan (Mi pie Izquierdo, En el nombre del padre)
y Denis Côté (Bestiaire, Vic and Flo Saw a Bear) y un par de pláticas que sonaban
más morbosas que interesantes, entre ellas la de Amat Escalante.
SHERIDAN
Darse cuenta
que la sabiduría se expresa con palabras sencillas fue el primer aliciente para
desbloquear la mente. Las frases cortas sin ganas de aleccionar a ninguno de
los 70 talents expresaban el alto contenido de sabiduría de
Jim Sheridan.
Según Sheridan lo que le concierne al
realizador cinematográfico es hacer visible lo invisible, es decir, que en
pantalla se vean los sentimientos, pensamientos y emociones subyacentes en una
escena; “dónde poner la cámara al final
no es tan importante como tener claro lo qué se quiere decir”. La guionista
estuvo de acuerdo y se preguntó qué pensaban los realizadores y fotógrafos al
respecto. No lo investigó, pero sin duda varios de los presentes pudieron
apreciar que la grandeza de un artista consiste en la autenticidad de su
postura como creador.
Lo que sucedió el resto de ese día por salud
mental lo olvidó. Las dinámicas para que los talents se conocieran resultaron infructuosas y tediosas.
TALLER
La guionista
tenía planeado dedicar los siguientes tres días al taller de guión de Alfonso Suárez y a lo que surgiera de
éste. Sin embargo desde el primer momento pudo notar que el taller no era dirigido para guionistas sino para directores que
querían escribir “bien” sus guiones. La diferencia entre uno y otro
concepto es abismal. Para los escritores presentes no se dijo nada nuevo ni
viejo. Para los directores fue un excelente taller que les ayudó a percibir sus
fallas como narradores.
También fue un buen momento para darse cuenta
de que:
1) Algunos directores por lo general quieren decir mucho en vez de enfocarse en decir una sola cosa bien.
2) Un guión débil puede ganar apoyos gubernamentales.
3) Formar escritores cinematográficos de calidad sigue siendo un rubro que tanto organizadores de festivales como autoridades culturales no ven con la seriedad que necesita nuestra supuesta industria.
ENCUENTRO
CON EXPERTOS
Sin embargo,
el “Encuentro con expertos” que impartió Paula
Markovitch fue una luz en la oscuridad. En una hora y media de charla
estableció una de las bases más importantes que todo narrador debe ser
consciente: tratar a los personajes con dignidad. Lo que quería decir
Paula era que ningún personaje puede ser un “típico”, pues describir a tu
protagonista, por ejemplo, como “la
típica ama de casa de clase media” asume cierta agresividad, sus acciones
se verán limitadas a lugares comunes y no habrá historia interesante qué
contar. Los verdaderos personajes, dijo, son aquellos que no se definen por
estereotipos ni por su pasado, sino por cómo actúan gracias a las
características que los hacen únicos.
Al final, la guionista caminaba por los
pasillos del FICG con un aire de optimismo. Se decía: “quizá la clave del éxito en México estriba en tener talento, claro,
pero sobre todo en tomar cursos intensivos de ego o narcisismo básicos… y
aprobarlos con honores.”
Compartir experiencias con la gente del
Talents Guadalajara fue la mejor forma de ver que a la mayoría nos hace falta
mucho camino para afianzarnos como artistas serios y comprometidos con nuestra
especialización. La parte positiva es que esa misma mayoría tiene ganas de
hacer las cosas con profesionalismo y tiene el criterio para darse cuenta
cuando alguien lo está timando con discursos pretenciosos. Así que esperemos
que en unos años, algunos de los 70 talents
participantes, estén presentes en Guadalajara u otros festivales con películas
auténticas y ya no más “típicas películas
festivaleras”.
1 comentario:
Yo también asistí y la mera verdad es que el talents es para estudiantes de dirección de primer semestre. :(
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