domingo, 7 de junio de 2015

El guión de una tarde con Diego Luna

Desde hacía unos meses habíamos sido invitados por Media Cine a las charlas con reconocidos astros de medio cinematográfico mexicano que esta empresa cultural organiza.


Si en su día fue Guillermo Arriaga (quien se declaró fan de El Inquilino Guionista desde sus inicios), esta vez le tocó el turno a Diego Luna, y pese a no haber podido asistir en ocasiones anteriores, nos plantamos no faltar esta vez.

Ocurrió en Ciudad de México (Ciudad de Guionistas), en el inmenso teatro de un centro privado de enseñanza universitaria. Y lo primero que nos sorprendió del famoso charolastra fue su extrema delgadez. Según parece, sus innumerables compromisos empresariales, artísticos y familiares lo tienen un poco consumido. Aunque no sería de extrañar que tan poco peso remitiera a una cuestión meramente estética, pues habló repetidas veces y con gusto, de uno de sus trabajos míticos y más desconocidos en el mundo del cine: el papel que hizo para Harmony Korine en la película Mr. Lonley; a saber, un imitador de Michael Jackson que se busca a sí mismo.

Como buen actor, Diego Luna se mueve y se transforma a través de crisis existenciales, a las que dedicó gran parte de su tiempo: una madre que lo deja huérfano a los dos años, problemas con un escenógrafo un tanto dictador, su padre (...), trabajar exclusivamente por dinero a los seis años (cosa muy mexicana, por cierto), y la fuerte dicotomía entre lo comercial y lo artístico que ha permeado toda su carrera. Amén de las veces que se ha enamorado de un director X y de cómo éstos, en el transcurrir de los meses subsiguientes del final de una filmación, acabaron todos invariablemente, por romperte su sensible corazón.

Frivolidades aparte, el eterno adolescente que anuncia teléfonos en los cartelotes del metro y en las marquesinas de Ciudad Capital, reconvertido en los presentes años en chavirruco de corte niuyorkino con toques de escuálido fosisano defeño, dijo unas cuantas frases, dio unos cuantos consejos, que perfectamente se aterrizan en el ámbito de la escritura dramática, o guionismo. No por nada este señor ha dirigido unas cuantas pelis (aunque pocas todavía) haciéndolo la mayor de las veces de forma correcta y hasta talentosa.
“Date tiempo para desarrollar y empujar un proyecto. Ten paciencia”. 
“Vivir y morir en escena es un laboratorio, algo que nunca da la televisión ni el cine”. 
“Es responsabilidad del autor conectar con el público”.  
“La gente tiene mejores ideas que las que pueda tener un escritor aislado en una cabaña”… 
“No vivas en un rancho, perderás la capacidad de asombro”. 
“El productor es el único representante del público en el proceso creativo, por eso hay que tener cuidado con elegir uno bueno.”
De pronto, un guionista entre el público lo interrumpe, le pregunta claramente cuál es el secreto para hacer que tu historia se realice, a lo que Diego contesta:
“En México tenemos el problema que no se paga el desarrollo de los guiones, y que no se tallerean las ideas. Además, hay un maltrato explícito a los guionistas. De todas formas, tanto yo como otros directores o actores, elegimos llevar adelante las historias que se defienden solas, porque todas las que son así encuentran su camino. Nadie es indispensable para que una historia se haga, ni si quiera su autor.”
Estoy a punto de preguntarle por “Déficit”, esa cosa horrible que le produjo a su amigo y socio Gael, pero me reprimo: todos metemos la pata una o más veces en la vida, pura humanidad, mano.
“Soy fan de Güeros, de su lenguaje, de su historia pues me permitió ver a la distancia mi adolescencia.” 
“Cada vez que estoy triste veo El Gran Lebowski”.
En el transcurso de estas cuatro horas a veces nos desconectamos, pues a veces, las reacciones del público son más interesantes que lo que dice el ponente arriba del escenario, quien dejó claro desde principio, que su labor allí no era la de realizar una clase magistral sino una charla, menos mal.

Entre las personas que hay a nuestro alrededor se haya mucha gente guapa, muchos actores y actrices, muchos teatreros de provincia mexicana que vienen a la capital atraídos por la variada oferta cultural (no siempre muy profesional, pero eso es otra historia…) que se gastaron sus cuartos viniendo esta tarde a escuchar una idea, algo que les haga tomar conciencia de que “allá donde ellos estén, siempre habrá teatro si ellos quieren, sólo eso es lo que debe importar al creador que parte de un impulso genuino”.
“Si no disfrutas el proceso eres la enfermedad del proceso. Las dudas deben estar sólo al principio, luego siempre hay que actuar con certeza o parecerlo. Es un mundo solitario, pese a estar siempre rodeado de gente.” 
El Imcine sólo es un tema de política cultural. Están alejados de los mexicanos, de nuestra gente. Ni si quiera son verdaderamente cercanos a la gente que hacemos cine. Ellos hacen cine de concesiones.” 
Y aquí cuenta una anécdota en la que narra con ironía el mal hacer y la prepotencia con que los burócratas del Instituto Mexicano de Cinematografía suelen humillar a gran número de personas que se acercan a ellos. Humillación de la que él no ha estado exento desde el inicio de su carrera.
“Para bien y para mal, lo que hace que nuestro cine sea algo es nuestra cultura teatral.” 
“Para ser autor en México hay que cuestionarse todo el tiempo, no hacer como que no pasa nada a tu alrededor.” 
“Un guión es un punto de partida. El autor es el director que decide filmar esa peli; él es el que desarrolla el lenguaje y decide las tomas. Actor y guionista son herramientas del director. Una peli es un constante sumar.”
Respecto su método de trabajo:
“Cualquier forma está bien siempre y cuando estés dispuesto a cambiar de un momento a otro dependiendo del estímulo.” 
O sea, no pierdas la oportunidad de salir de tu zona de confort, sé maleable, mutable, transformable…
“Definir éxito es importante en este negocio. ¿Qué es para ti el éxito? Para mí lo importante siempre es el viaje creativo, no los números y los resultados que te da el distribuidor.” 
“¿Cómo construyes públicos? Intenta estar cerca de ellos. Escuchándolos.”
Diego Luna, nos caes bien.


2 comentarios:

Alfonso dijo...

Hola inquilino, queria hacerte una pregunta y de paso quiero aprovechar para felicitarte por tu excelente pagina dedicada a esa pequeña porción de escritores. Quería preguntarte por una entrada de hace años en donde un anónimo te dio el numero de un tal agente de cine llamado Horacio ¿Si te pusiste en contacto con el? ¿En realidad es un agente? ¿Si te ayudo a mover tu guion?

El inquilino dijo...

Hola Alfonso. Gracias por leernos. Sí me puse en contacto con Horacio y me entrevisté con él. Eso fue hace años y cobraba como 3mil pesos por leer un proyecto y ver si lo podía colocar en algún lugar. También me ofreció sus servicios en gestión de derechos de autor cobrando un 20% de los mismos. Por otra persona que había trabajado con él supe que su método era llevar un paquete como 15 ó 20 guiones a una televisora y esperar que se leyeran alguno. Por él supe que no tiene competencia en México. O no tenía, no sé a día de hoy... Espero que esta información te sea útil. Saludos.

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