Cuando se trata de la duración, distinguimos entre el tiempo diegético y el tiempo fílmico. El tiempo diegético abarca la acción narrada en la película, mientras que el tiempo fílmico se refiere a la duración real de la película en sí. En la mayoría de los casos, el tiempo diegético supera al tiempo fílmico, ya que podemos contar historias que se desarrollan a lo largo de décadas o incluso siglos en una película de duración limitada. Sin embargo, dentro de las escenas individuales, donde la acción ocurre en continuidad sin saltos temporales o espaciales, los tiempos fílmicos y diegético coinciden en duración. Son las elipsis, esos saltos en el tiempo que omitimos en la narración, las que marcan la diferencia.
Como guionistas, apreciamos el valor de las elipsis. Nos permiten economizar tiempo al seleccionar solo las secuencias relevantes para contar la historia. Podemos usar elipsis breves, de pocos segundos, para avanzar rápidamente en la trama y saltar momentos sin interés. Por ejemplo, un personaje cierra la puerta de su casa en una escena y en la siguiente secuencia lo ve vehiculado por la ciudad en su coche, omitiendo los pasos intermedios que no aportan mayor relevancia a la historia. También podemos utilizar elipsis más largas, como en "2001: Una odisea del espacio", donde presenciamos un salto temporal de millones de años, una de las elipsis más notables en la historia del cine.
En cuanto al orden temporal, disfrutamos explorando los flashbacks y flashforwards. Estos recursos nos permiten saltar hacia el pasado o adelantarnos al futuro en la narrativa. Aunque los flashbacks son más comunes, también aprovechamos los flashforwards para sorprender al público y estructurar la historia de manera no lineal. Películas como "Pulp Fiction" han demostrado cómo estos saltos temporales aparentemente desordenados pueden encajar perfectamente en la estructura que plantea.
Además, como guionistas, apreciamos la importancia de la frecuencia del tiempo en nuestras historias. Podemos trabajar con un tiempo lineal, donde los eventos se suceden de manera continua sin repeticiones. Sin embargo, también disfrutamos de la repetición y la iteración (o cannon), permitiéndonos explorar diferentes capas en la trama. Por ejemplo, podemos mostrar un evento único varias veces para enfatizar su importancia o presentar perspectivas distintas. Esta técnica nos brinda la oportunidad de profundizar en la psicología de los personajes y enriquecer la historia.
Ahora quiero compartir una experiencia personal en relación al uso del tiempo en la escritura de guiones. Recuerdo vívidamente cuando estábamos trabajando en una serie que requería una estructura narrativa no lineal. Queríamos desafiar las expectativas del público y sumergirlos en una historia intrigante y emocional.
Durante el proceso de escritura, experimentamos con flashbacks y flashforwards, saltando entre diferentes momentos en el tiempo para revelar gradualmente los secretos y las conexiones entre los personajes. Fue todo un desafío mantener el equilibrio entre la claridad de la trama y la sorpresa narrativa.
En nuestro cuarto de escritores, discutíamos apasionadamente sobre cómo y cuándo revelaríamos ciertos eventos clave. Jugábamos con el orden de las escenas, ajustando y reorganizando hasta que sentimos que cada salto en el tiempo tenía un propósito y un impacto significativo en la historia.
A medida que la serie tomaba forma, nos dimos cuenta del poder que usar para manipular el tiempo y crear una experiencia única. Cada elipsis, cada flashback y cada flashforward eran como pinceladas en un lienzo, construyendo una narrativa compleja, enriquecedora y REVELADORA.
Finalmente, cuando el proyecto llegó a la pantalla, vimos cómo el público se sumergía en la trama, siguiendo cada giro y conectando los puntos a medida que la historia se desplegaba. Fue emocionante presenciar cómo nuestra elección en el uso del tiempo había logrado cautivar a los espectadores y generar un impacto duradero.
Esta experiencia nos enseñó la importancia de comprender y dominar el manejo del tiempo en la escritura de guiones. Como guionistas, seguimos explorando nuevas formas de utilizar el tiempo en nuestras historias, experimentando con estructuras narrativas no convencionales y desafiando los límites establecidos. Creemos que el tiempo es una dimensión fascinante en la escritura de guiones, y estamos emocionados por seguir descubriendo su potencial creativo en nuestras futuras obras.
En conclusión, el tiempo en la narración cinematográfica o serial es como un malabarista experto que nos hace voltear la cabeza y preguntarnos: "¿Cómo lo hicieron?". Es una herramienta mágica que nos permite saltar, retroceder y acelerar la historia a nuestro antojo, dejando a la audiencia con la boca abierta y el corazón palpitando. Así que, queridos guionistas, ¡sigamos jugando con el tiempo y creando historias que desafíen la realidad y nos hagan exclamar: "¡Eso me voló la cabeza, fliplé!"
Ana Mariana Ochoa
No hay comentarios:
Publicar un comentario